Escuela de Fútbol

Sin brillar en el arranque, Vélez fue llevando a Arsenal al terreno que más le conviene: el del desgaste. Allí el Fortín peló su repertorio para terminar a puro toque demostrando las virtudes de campeón. Lo abrió Otamendi, lo masticó López y lo devoró Moralez. Goza Liniers.

Buenos Aires, Sábado 29 de agosto de 2009.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani)

Fiesta de campeón. Antes, durantes y después del partido. La lluvia meteórica de papelitos, las bombas rompiendo la calma de todo Liniers, y Leandro Somoza encabezando la salida del equipo con el trofeo al mejor equipo del Torneo Clausura en sus manos; fueron un presagio, una invitación de lo que venía después. Un Vélez Campeón con todas sus letras.

Si bien no brilló en el arranque y hasta se puede decir que tuvo un muy mal primer tiempo; en el segundo y reafirmando una vez más esa verdad de Perogrullo, que con Vélez los partidos duran noventa o más minutos. Porque con el correr del segundero va afinando su destreza, su hambre de gloria, sus ganas de más. Porque así se mostró en esta tarde calurosa en el Amalfitani, hambriento, sediento y con esos deseos incontrolables de querer más, siempre más.

Porque encuentra en su paciencia la base de todo logro individual y grupal. Porque acostumbró a ser paciente a un público por historia desesperado y nervioso, que hoy marca el pulso de sus palmas al andar del toqueteo insolente que muestra Maximiliano Moralez y compañía. Porque fue Maxi, el chiquitín, el que le puso banda sonora a esta nueva película filmada por Ricardo Gareca.

El talentoso volante, cumplió una de sus grandes actuaciones frente a Arsenal; asistiendo en los tantos y con una frutilla del postre al premio personal, con esa gran definición cruzándole el palo a un impotente Campestrini. Porque Moralez está a gusto en Vélez; porque pelea campeonatos, porque piensa en ganar y mirando la tabla de arriba. Porque cuando no está, el equipo lo siente, lo padece, lo extraña. Pero cuando dice presente como en esta tarde, agarrate, y si sos rival, andá pensando y peleando el segundo puesto.

Porque tiene un valor incalculable de su cantera que vive rompiendo récords personales en tiempo. Porque no le basta a este Nicolás Otamendi jugar con la Argentina frente a Brasil por Eliminatorias luego de salir campeón con Vélez en sus primeros seis meses en el fútbol mayor de la Argentina. Va por más y ahora te hace ganar partidos en el área de enfrente. Lo tuvo cerca en Santa Fe pero una posición irregular le ahogó el grito; y otra vez ahí estuvo presente para capturar un rebote y mandarla a guardar como un fiel delantero. Crece Otamendi y crece Vélez con él.

Porque la paciencia se personifica en Hernán Rodrigo López. Malhumorado y sin gol, aguantó las que tuvo que aguantar, pidió el balón, jugó y tuvo dos exquisitas que eran para cerrar el estadio. Pero ahí estuvo, para marcar con una definición “Clase A” y salir a planear por el césped del Amalfitani en el reencuentro de brazos abiertos con el gol. Bienvenido uruguayo, salud por tu gol.

Porque tiene jugadores en un altísimo nivel. Porque Domínguez pone pierna, porque Cubero deja el alma, porque Zapata duplica oxigeno; porque Papa va a todas y juega; porque Leandro Somoza se contagia y absorbe ritmo con el balón como esponja. Porque tiene un señor entrenador que hoy tuvo la tan esperada y demorada recompensa de sumarse al cántico popular que bajó desde las gradas. Porque todo Vélez es sinónimo de seriedad, personalidad y grandeza.

Vélez dispone del rival, lo ahoga en su propia presión, y cuando baja la guardia mete una combinación de manos que dejan al contrincante esperando la cuenta mordiendo la toalla. Porque juega con él, lo fricciona, lo alimenta, y luego lo aplasta. Porque tiene una Escuela de Fútbol que tiene el tiki-tiki que le gusta a la gente; pero también unas pelotas enormes para pasar a cualquiera por encima.

Ya vendrá el tiempo de calendario ajustado, de pensar en más de una cosa a la vez; todavía falta, esto recién empieza. Pero sin dudas que con rendimientos como el de esta tarde, como el de Santa Fe o el de la mismísima Bombonera, el sueño de Bicampeonato y de pintarse de Sudamericana está bastante cerca