Una nueva estrella...Liniers.-

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jueves, 9 de julio de 2009

Vélez Sarsfield, la Alemania del ‘74

Justo campeón por lo que hizo durante la temporada. Justo campeón por ser uno de los equipos con la valla menos vencida y por mostrar una regularidad que ninguno de los otros tuvo. Merece el título porque en momentos adversos no se desmoronó y luchó influenciado por el mando de su DT, quien demostró ser un general de grandes campañas. Este Vélez “crió” a un futuro crack (Otamendi), confirmó que Seba Domínguez es un jugador de nivel superlativo, por algo se consagró con Newell´s y fue jugador del gran América, tuvo a López (tiene más testículos que Giunta), Cubero terminó jugando como Maicon y Moralez por segundo campeonato consecutivo mostró que “le sobra” para marcar diferencia en nuestro torneo. En Vélez funciona todo, y debería ser ejemplo para los demás, hay agua caliente en el vestuario y los que juegan básquet o bochas se sienten parte de una club que no solo piensa en fútbol. Se puede ganar en primera y ser un club social que regale salud al barrio. Pienso en mis amigos de Huracán y me los imagino en un océano de dolor, de impotencia, buscando una explicación a tanta injusticia, ¿Qué le digo hoy a Coco Silly? Tal vez les sirva pensar que los campeonatos no se pierden a seis minutos del final (por más que tu arquero esté tirado en el suelo lastimado), o porque te anulen un gol lícito, se pierden en definitiva por puntos que quedaron en el camino y que duelen mucho (perdió con Gimnasia de La Plata y Colón de local), Vélez no cayó en todo el torneo en su estadio y sólo perdió una vez ante Gimnasia en La Plata, fue el más regular y por supuesto un gran campeón. Huracán fue el equipo que mejor jugó en los últimos años, quedará para siempre en nuestro recuerdo, tuvo a todos los hinchas argentinos de su lado en la final (salvo San Lorenzo), nos demostró que ésa es la manera de jugar que sentimos la mayoría de los futboleros, solo resta decirle gracias. La final, una vergüenza. Escondiendo pelotas, golpes entre colegas, sangre en los rostros, provocaciones verbales, invasión de cancha de los hinchas, una postal bien argentina que dará vueltas por el mundo para graficar lo que consiguió “la cultura del aguante” en nuestra gente. El árbitro dirigió por momentos desconcentrado, lejos de las jugadas, podría haber encarado también este partido como una final (declaró que era uno más) y así le fue, de todas maneras todos podemos tener una mala tarde. Se escribió una nueva historia, y este deporte es tan atrapante y distinto a todos que nos permite sostener algo semánticamente contradictorio ¡qué injusto subcampeonato para Huracán, debería haber gritado! y ¡qué justo campeonato para Vélez, se lo merece

Alejandro Fantino
Fuente: El argentino.-

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