Una nueva estrella...Liniers.-

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lunes, 21 de abril de 2008

No jugamos a nada Velez...asi NO.


Quizás este comentario de partido venga como respuesta al que se intentaba plasmar en este Sitio Oficial, justamente una semana atrás. Sin apresurarse, sin la temperatura elevada en el termostato que marca las pulsaciones de la bronca.
Si nos retomamos a aquella coyuntura luego de la victoria ante San Martín de San Juan, esa que hablaba de los por qué ilusionarse y porque no; sin lugar a dudas, que el camino a estar descreído es el que le cabe a este tramo del domingo que coquetea con la noche.
Vélez necesitaba ganar en Sarandí para justificar lo bueno que se había realizado en casa, y mucho más aún, para ir con ese empujoncito de fuerza y énfasis óptimo para intentar sumar en un miércoles donde nadie sumaría.
Los informes que viajan desde el sur de la provincia de Buenos Aires hacia el barrio de Liniers; hablan y cuenta un empate sin brillo, sin goles, sin nada, con sabor a poco. Esas crónicas periodísticas quizás también se pregunten cuál es el mal que aqueja a este conjunto de Tocalli, por dónde pierde fútbol, en que lugar se desangra. Nuevos interrogantes que se plantean tras nuevos puntos que se quedan en el camino.
Hoy se repetían los mismos nombres en la alineación inicial como nunca antes en el campeonato. La victoria de hace una semana que había venido a poner corte a una racha negativa sin victorias parecía maquillar el alma para seguir bailando. Hoy a Vélez le faltó la desesperación que tantas veces cuestionó su entrenador. Esas dosis de adrenalina pura para mover fibras íntimas y salir a comerse a un rival que viene arrastrándose por la lona hace ya algunos rounds. Pero en la pasividad fue donde este equipo encontró su limitación, y maniatado sólo se conformó con poco. Porque fue poco lo que gravitó, fueron escasas las chances generadas y siempre con un dejo de barullo que hacía aún más desprolijo el asunto.
Porque quizás lo que más bronca da es que cada rival que enfrenta a Vélez hace poco por llevarse los tres puntos, pero los consigue; o por lo menos como en esta tarde, un punto y los dos que debería haberse llevado el Fortín. Porque se acuerda tarde de ponerle coto al asunto y darse cuenta que puede dar más, justo en el instante en el que la arena del reloj se evapora y la mala desesperación se apodera de la situación. Porque para colmo, la fecha entera juega para que se meta en la “copa” y justo Vélez se vuelve abstemio.
Las dudas le ganan la pulseada a las certezas, y la ilusión se queda boquiabierta sin consuelo a un lado del camino. Porque las individualidades no terminan de engranar con el equipo; y el equipo no conecta en hacer lucir a las individualidades, en una contradicción exacta. Porque la misma ciclotimia de ayer, es la misma ciclotimia de hoy. Como una enfermedad crónica que avanza sin control y a su paso abre heridas más profundas.
Aún resta reponer en el stock de la ilusión noventa minutos más que importantes en el Nuevo Gasómetro. Los últimos dardos para acertar al blanco, las últimas chances para llenar el vaso. Esa dosis justa como para borrar la ciclotimia y convencerse de una buena vez por todas de que este equipo puede, y sabemos todos que puede.
Lo que hace una semana era certeza, hoy es duda. “Este Vélez no se baja”, se decía ayer. “Este Vélez, ¿se bajó?”, es la incertidumbre de hoy.

Asi No Velez...juga y gana...

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