Todo es tan fugaz ...Tan es así, que ayer nomás las dudas eran toditos de Velez y la felicidad, un bien ajeno. Tan fugaz, que a River se le contaban las costillas para saber qué y cuánto le faltaba para jugar un campeonato como hace bastante espera su gente y hoy, en cambio, ya está metido otra vez en descenso directo y con una semana entera para sufrirla como dentro de una licuadora.El equipo que conduce Ricardo Gareca recuperó la memoria después de la amnesia transitoria que padeció ante Boca y Banfield para ganar de modo inobjetable. A River no le alcanzó el piolín para jugar de igual, salvo lapsos cortitos, ni cuando dispuso de la ventaja de jugar con uno menos por la expulsión de Somoza.Si el resultado es siempre una verdad contundente que establece la primera diferencia, anoche más clara aún que los números fue la producción futbolística de uno y otro. El flamante puntero -junto con Arsenal- contó con el aporte decisivo de Juan Manuel Martínez, por lejos el mejor delantero en Liniers. Por el oportuno anticipo que le hizo a Maidana para recibir y definir con un derechazo cruzado. Por la jugada, con gambeta hacia adentro y pase sabio para Zapata, rompiendo el achique de los defensores, en la previa del penal que convirtió Silva.Es verdad que el Burrito del Fortín fue el destacado de la jornada. Pero el equipo tuvo altos aportes individuales que vitaminizaron la producción colectiva. Como Tobio para ser muy serio en defensa, Papa con su generoso ida y vuelta cada vez con más criterio, ese zurdido Bella que tirado por la derecha hizo casi todo derecho, el oficio de Zapata para jugar los partidos importantes y la capacidad para entrar y salir del área, igualmente siempre cerca del gol, de un punta para cuidarlo todo el tiempo como es Silva.Casi nunca estuvo River en partido. Ni siquiera cuando Buonanotte, un ratito después de entrar por el lesionado Lanzini, anunció que quería escribir la historia del día con un derechazo desde fuera del área que se le clavó abajo a Barovero, junto a un palo.También es verdad que casi pasa a ganar con aquel tiro libre de Ortega -casi lo único que aportó- que lijó el travesaño.Sin embargo, puestos a revisar la producción riverplatense, parece hasta una exageración, algo más cercano a un milagro, medir esta realidad para descifrar cuánto le falta para enrolarse en el manoseado tiki-tiki que luego de su paso por Huracán identifica a Angel Cappa. El único sonido saludable que hoy se debe rescatar en River es el toc-tac-toc-tac-toc que transmite el corazón del inoxidable Matías Almeyda. Para decir presente en la lucha de la mitad de la cancha, para relevar al que haga falta, para dar una mano siempre y en cualquier circunstancia.Vélez pudo vencer más fácil si Domínguez no desperdicia de zurda una volea al borde del área chica cuando la chapa decía 0-0. Vélez debió cerrarlo ante del pitazo final de Baldassi, cuando ya jugaba con 10, si esa bola picada de Silva encontraba el marco y no salía pegada a un poste.Palabras, gustos, chicanas al margen, la evidencia de este duelo ha dejado su verdad: anoche, Vélez y River demostraron estar en niveles diferentes. Aunque si uno revisa el pasado reciente, es seguro que a Vélez le cuesta mantener en el tiempo producciones con el brillo de los equipos distintos. Y que River, decididamente, está más para ganarse con esfuerzo el sustento diario que en pensar a destiempo en absurdos días de gloria.Es que todo es tan fugaz ...
Fuente: Diario Clarín.-
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