Buenos Aires, Sábado 18 de septiembre de 2010.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Julio Humberto Grondona)
La eliminación de la semana por Copa Sudamericana sin dudas que le imprimía un cuadro de situación muy grande a esta presentación de Vélez Sarsfield en el Torneo Apertura. La visita al siempre problemático Arsenal de Sarandí, se presentaba como la chance de mostrar que la lucha no se renuncia, que se piensa seguir lo más arriba posible en la contienda doméstica. Además, era el último partido de un raid futbolístico fuera de casa, que abarcaba desde la visita con igualdad sin goles ante San Lorenzo, la igualdad con eliminación ante Banfield y esta ante Arsenal como el momento de despegue.
Pero ese momento no llegó y vaya a saber uno por qué. Porque a la hora de buscar motivos y justificaciones es complicado arribar a una conclusión concreta. Mucho tendrá que ver en este empate ante el conjunto de Alfaro sin goles, la lectura que uno pueda realizar de lo que dejó en sí esta igualdad con arcos vírgenes de gritos de gol. Porque ambos equipos pelean arriba (aún con realidad y objetivos distintos) y de última, el punto cierra. Porque por el lado de Vélez fueron muchas e influyentes las bajas que se dieron en la semana que terminaron de golpear el juego de un equipo elogiado en el arranque del torneo. Porque además, no resultó la formula de tres hombres de ataque para buscar los tres puntos. Obvio, que este comentario carece de texto del diario del lunes, o del sábado por la noche.
Porque fue así. A Vélez, sobre todo en el primer tiempo, le costó dar dos pases seguidos. Nunca encontró el circuito de juego necesario para poder sorprender al rival, para poder lastimarlo. A este Vélez de tres delanteros, paradójicamente le faltó profanidad; careció de esa claridad para la estocada final. Pensar que la más peligrosa llegó a los 36 del segundo tiempo, cuando luego de una jugada embarullada en el área, Cristian Campestrini se erigió como figura por taparle primero el gol a Jonatan Cristaldo y después, en la misma jugada, una bomba a Santiago Silva. Durante casi todo el encuentro, pareció que el tridente ofensivo de Martínez, Cristaldo y Silva no congeniaban y hasta se molestaban ocupando los mismos sectores de juego, bajando casi hasta mita de cancha para entrar en la circulación de pelota y en el fútbol de equipo.
Porque encima Arsenal dominó por momentos las acciones de juego, inquietando a Marcelo Barovero que tapó dos por arriba del travesaño y una fantástica a quemarropa a Gonzalo Choy González. Mientras, Vélez se debatía con un medio juego que no funcionó, porque en la lucha cuerpo a cuerpo, Somoza y Razzotti casi siempre se prestaban la pelota con Ortiz y Leiva, del local.
Pero en el complemento, con un poco más de vergüenza deportiva y ganas de ir al frente, Vélez fue algo más. Sin embargo se encontró con un Juan Manuel Martínez que deberá pasar por caja este viernes a abonar la deuda de juego que registró en el terreno del Viaducto. Fue poco lo que chispeó el talentoso delantero en el encuentro. Sin esa cualidad que lo caracteriza en el desborde, Vélez coartó la llegada. Fue poco lo que se lo buscó a Silva por el juego de arriba. Salvo en la última con un centro delicioso de Emiliano Papa que el pelado cabeceó ganando a todos por lo alto. Más lo que no pudo concretar Cristaldo que casi siempre fue más la lucha que lo que pudo jugar con la pelota en los pies. En el equipo de Gareca se destacaron desde la contención y cumpliendo con un gran partido el otro tridente, Barovero, Domínguez y Cubero. También un párrafo para Emi Papa que mejoró con el correr de los minutos y casi sin acusar el cansancio de lo que entregó ante Banfield por Copa, siguió corriendo hasta el final. Un final que tenía firmado el empate.
Un empate que sabe a poco para un Vélez que debe mejorar mucho. Un Vélez que tiene que parecerse sin perseguirse tampoco, al de las primeras fechas. Ese Vélez ganador que pelea todas y que tiene un juego envidiable. Obvio, tiene a los mismos jugadores y puede lograrlo. También deberá acompañarlo la suerte y esquivar la racha negra de lesiones que le privó a la chance de contar con usinas de juego de cómo Maximiliano Moralez, Víctor Zapata y Augusto Fernández.
La punta quedó en otras manos y posiblemente mañana cambie también de líder. Pero la lucha está ahí, cerquita. Vélez sigue dependiendo de Vélez para seguir prendido en la lucha grande en el Apertura. Solo te pido una…
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Julio Humberto Grondona)
La eliminación de la semana por Copa Sudamericana sin dudas que le imprimía un cuadro de situación muy grande a esta presentación de Vélez Sarsfield en el Torneo Apertura. La visita al siempre problemático Arsenal de Sarandí, se presentaba como la chance de mostrar que la lucha no se renuncia, que se piensa seguir lo más arriba posible en la contienda doméstica. Además, era el último partido de un raid futbolístico fuera de casa, que abarcaba desde la visita con igualdad sin goles ante San Lorenzo, la igualdad con eliminación ante Banfield y esta ante Arsenal como el momento de despegue.
Pero ese momento no llegó y vaya a saber uno por qué. Porque a la hora de buscar motivos y justificaciones es complicado arribar a una conclusión concreta. Mucho tendrá que ver en este empate ante el conjunto de Alfaro sin goles, la lectura que uno pueda realizar de lo que dejó en sí esta igualdad con arcos vírgenes de gritos de gol. Porque ambos equipos pelean arriba (aún con realidad y objetivos distintos) y de última, el punto cierra. Porque por el lado de Vélez fueron muchas e influyentes las bajas que se dieron en la semana que terminaron de golpear el juego de un equipo elogiado en el arranque del torneo. Porque además, no resultó la formula de tres hombres de ataque para buscar los tres puntos. Obvio, que este comentario carece de texto del diario del lunes, o del sábado por la noche.
Porque fue así. A Vélez, sobre todo en el primer tiempo, le costó dar dos pases seguidos. Nunca encontró el circuito de juego necesario para poder sorprender al rival, para poder lastimarlo. A este Vélez de tres delanteros, paradójicamente le faltó profanidad; careció de esa claridad para la estocada final. Pensar que la más peligrosa llegó a los 36 del segundo tiempo, cuando luego de una jugada embarullada en el área, Cristian Campestrini se erigió como figura por taparle primero el gol a Jonatan Cristaldo y después, en la misma jugada, una bomba a Santiago Silva. Durante casi todo el encuentro, pareció que el tridente ofensivo de Martínez, Cristaldo y Silva no congeniaban y hasta se molestaban ocupando los mismos sectores de juego, bajando casi hasta mita de cancha para entrar en la circulación de pelota y en el fútbol de equipo.
Porque encima Arsenal dominó por momentos las acciones de juego, inquietando a Marcelo Barovero que tapó dos por arriba del travesaño y una fantástica a quemarropa a Gonzalo Choy González. Mientras, Vélez se debatía con un medio juego que no funcionó, porque en la lucha cuerpo a cuerpo, Somoza y Razzotti casi siempre se prestaban la pelota con Ortiz y Leiva, del local.
Pero en el complemento, con un poco más de vergüenza deportiva y ganas de ir al frente, Vélez fue algo más. Sin embargo se encontró con un Juan Manuel Martínez que deberá pasar por caja este viernes a abonar la deuda de juego que registró en el terreno del Viaducto. Fue poco lo que chispeó el talentoso delantero en el encuentro. Sin esa cualidad que lo caracteriza en el desborde, Vélez coartó la llegada. Fue poco lo que se lo buscó a Silva por el juego de arriba. Salvo en la última con un centro delicioso de Emiliano Papa que el pelado cabeceó ganando a todos por lo alto. Más lo que no pudo concretar Cristaldo que casi siempre fue más la lucha que lo que pudo jugar con la pelota en los pies. En el equipo de Gareca se destacaron desde la contención y cumpliendo con un gran partido el otro tridente, Barovero, Domínguez y Cubero. También un párrafo para Emi Papa que mejoró con el correr de los minutos y casi sin acusar el cansancio de lo que entregó ante Banfield por Copa, siguió corriendo hasta el final. Un final que tenía firmado el empate.
Un empate que sabe a poco para un Vélez que debe mejorar mucho. Un Vélez que tiene que parecerse sin perseguirse tampoco, al de las primeras fechas. Ese Vélez ganador que pelea todas y que tiene un juego envidiable. Obvio, tiene a los mismos jugadores y puede lograrlo. También deberá acompañarlo la suerte y esquivar la racha negra de lesiones que le privó a la chance de contar con usinas de juego de cómo Maximiliano Moralez, Víctor Zapata y Augusto Fernández.
La punta quedó en otras manos y posiblemente mañana cambie también de líder. Pero la lucha está ahí, cerquita. Vélez sigue dependiendo de Vélez para seguir prendido en la lucha grande en el Apertura. Solo te pido una…
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