Se complicó Vélez. Se quedó con la incómoda sensación de un empate que obliga a una aventura difícil: ganarle a la Liga en Quito para pasar a las semifinales de la Copa Sudamericana. En Liniers, empató 1-1 ante el penúltimo campeón de América. A pesar de carecer de brillos, se pudo haber llevado la victoria. Pero no, esta vez ni siquiera le alcanzó con ese frenesí del final, con tanta presencia en el área rival.No era sencillo el desafío para el campeón del fútbol argentino. Enfrente estaba un equipo capaz de ganar la Recopa Sudamericana (venció de local y de visitante al Inter de Porto Alegre), de golear a Lanús (4-0, en los 2.860 metros de Quito), de protagonizar con éxito en el torneo ecuatoriano y en el ámbito internacional. Esos antecedentes no eran la consecuencia de una casualidad. Todo lo contrario: la Liga es un equipo sólido, rápido y con futbolistas con experiencia y recorrido internacional.Por eso, ese gol de Hernán Rodrigo López -a los seis minutos- fue un remanso. Le bajó un poco la intensidad al equipo y la ansiedad al contorno. Y mostró la capacidad ofensiva de Vélez: una combinación entre Jonathan Cristaldo y López derivó en dos cabezazos (uno de Maximiliano Moralez y otro, decisivo, del goleador uruguayo) y en la ventaja.Hubo un detalle táctico clave en ese primer tiempo: la ubicación de Moralez, a la izquierda, a la espalda de Neicer Reasco. En consecuencia Norberto Araujo debía volcarse a la derecha para marcarlo y eso les permitía a los dos delanteros locales (Cristaldo y López) jugar mano a mano contra los otros dos zagueros de ese 3-3-2-2 dispuesto por Jorge Fossati.Sin embargo, el equipo ecuatoriano no se dejó llevar por delante por Vélez, más allá de jugar en el llano. Es más: se animó a ir por más, por ese tan valorado gol de visitante. Llegó por los costados y procuró ubicar a Claudio Bieler en el área. Estuvo cerca de empatar y hasta le anularon un gol por un discutido off side del ex Colón.No se desesperó nunca Vélez. Como si la diferencia de un gol fuera considerada como razonable para ir a buscar la clasificación a la altura, el 5 de noviembre. Buscó más ventaja con paciencia, como dándole la derecha a la frase de Nicolás Otamendi en la antesala del partido ("es clave mantener nuestro arco en cero").Pero no pudo cumplir con esa premisa. Lo sorprendió la Liga. Otra vez al comienzo de la etapa llegó un gol: pase de Reasco para Bieler, salida de un flojo Germán Montoya, rebote y definición desde el piso del atacante de Vera (Santa Fe). Iban apenas siete minutos.Lo que siguió tuvo inevitablemente más vértigo del lado de Vélez y más pausa de la Liga. En esa búsqueda lo pudo haber ganado Vélez. Pero se chocó, entre otras cosas, contra la buena actuación del arquero Alexander Domínguez. Siguió siendo el más claro Moralez, repitió esa fórmula tantas veces exitosa de juntar delanteros en la cancha y futbolistas en el área rival. Pero Liga resistió con tenacidad, con oficio. Y así, incluso hasta resignando la posibilidad del contraataque, rescató un resultado que se le parece mucho a una llave para la clasificación. Pero no una certeza. Se sabe: enfrente está este Vélez que siempre es bravo, duro de matar
Fuente: Diario Clarín.-
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