Una de las canciones más tradicionales de la hinchada de Vélez es aquella que arranca con la frase “Soy del barrio de Liniers, lo sigo a Velez a todos lados”.
Muchas veces me han preguntado cómo y por qué soy hincha de Vélez. Qué fue lo que me hizo elegir al Club Atlético Vélez Sársfield por sobre otros, siendo que en mi infancia (momento en el que uno determina los colores que va a seguir durante el resto de su vida) no hay ninguna circunstancia que me ligue directamente y de alguna manera al Fortín, como las que se dan generalmente para que un niño se haga hincha de un club. Y, la verdad, no tengo una respuesta. Porque, sencillamente, es algo que no se puede explicar.No soy del barrio de Liniers. O sea, no nací en Liniers, ni en ningún barrio aledaño, ni siquiera en Buenos Aires. Nací en Rufino, una pequeña ciudad ubicada al sudoeste de la provincia de Santa Fe, que no tiene ninguna vinculación con el barrio de Liniers, excepto el hecho de pertenecer ambas al territorio de la República Argentina, separadas por 450 km a través de la Ruta Nacional 7. Y no solamente nací en Rufino, sino que crecí, me eduqué, viví, trabajé, trabajo y vivo en Rufino. Toda mi vida transcurrió y transcurre en Rufino. No hubo en mi vida ningún momento en el que estuviera radicado en Liniers, ni tan siquiera esporádicamente, como para que pueda decirse que soy de Vélez por haber nacido o vivido alguna vez en ese barrio.No tuve ni tengo familiares hinchas de Vélez. La gran mayoría de las veces los chicos se hacen hinchas o simpatizantes de un club por tradición o imposición familiar. Padres, hermanos, abuelos, tíos o primos simpatizantes de determinado club, tratan de “educar” y “adiestrar” al pequeño, generalmente mediante la utilización de métodos extorsivos, para que se haga hincha de ese club. Y ese niño generalmente se deja convencer por los argumentos que le proporcionan y acepta hacerse hincha del club que le proponen, dejando de lado el ejercicio de su libre albedrío para elegir lo que él quiera, en muchas ocasiones hasta para usufructuar de los supuestos beneficios de las extorsiones (golosinas, remeras o cualquier otro bien a cambio). Debo reconocer que hubo muchos familiares que intentaron, sin éxito obviamente, convencerme para arriarme a sus filas.No tuve vecinos, amigos ni compañeros de estudio hinchas de Vélez. Algunos chicos no escuchan los argumentos que les transmiten sus familiares para hacerlos hinchas del club que ellos quieren, pero se juntan con vecinos o con sus compañeros de escuela y se suman al rebaño, para pertenecer al mismo grupo que los otros. En mi caso, reitero, no hubo vecinos ni amigos ni compañeros de estudio que me incultaran hacerme hincha de Vélez, como sí los hubo quienes intentaron que se me sumara a la hinchada de algún otro equipo. No los había, porque en Rufino en ese entonces no había hinchas de Vélez.En el momento en el que me hice hincha de Vélez, el club no conseguía títulos. Muchos chicos se suman a la hinchada de un equipo porque éste consigue logros deportivos y esos chicos se dejan deslumbrar por las luces del éxito, imaginando que pertenecer a ese grupo les reportará grandes beneficios. Vélez había conseguido su único título de Primera División en los últimos días de 1968, cuando yo contaba apenas con un año y medio de edad, y había derrochado la posibilidad de quedarse con el campeonato de 1971, cuando yo tenia cuatro años y unos meses. Demasiada poca edad como para ser consciente de lo que significa el éxito deportivo. Y en esa época que transcurre hasta fines de los 70, momento en el que me definí como hincha de Vélez, el club solamente logró conseguir un lugar en la final del campeonato de 1979, cuando yo contaba con 12 años y mi decisión ya estaba adoptada.Nunca había visto a Vélez. Mi infancia transcurrio sin televisión, por lo que no tenía la posibilidad de ver partidos de fútbol. Mi único contacto eran las transmisiones radiales y, eventualmente, leer algo en el diario que compraba mi viejo o en alguna de las tradicionares revistas deportivas que muy de vez en cuando anduvieran dando vueltas por ahí. En casa no nos podíamos dar el lujo de comprar revistas todos los días, y la única que llegaba a mis manos semanalmente era el Billiken que me acompañó durante toda la escuela primaria, pero solamente con un propósito didáctico. Y no era precisamente Billiken una revista que le dedicara espacios a Vélez. O sea que, al momento de definirme como hincha de Vélez nunca había podido ver a Vélez como para que me sedujera algo de lo que pudiera ver en una cancha. Por cuestiones económicas y de distancia tampoco había ido alguna vez a una cancha, excepto a las de acá para ver algún que otro partido de la Liga local, que mi viejo me llevaba cuando ya había empezado el segundo tiempo y habían levantad las boleterías. Pero nunca había ido a ver partidos de Primera División, por lo que nunca había visto a Vélez en vivo. La primera vez que pude ver al Fortín en una cancha fue la tarde del domingo 17 de febrero de 1985, cuando viajé a una ciudad vecina para verlo en la primera fecha del Campeonato Nacional de ese año. Y la primera vez que entré al José Amalfitani fue la tarde del domingo 5 de abril de 1987, cuando ganamos 1 a 0 en el Campeonato de esa temporada con un gol desde media cancha. Esos fueron mis dos primeros contactos con Vélez en vivo, teniendo 17 y 19 años respectivamente.Toda esta presentación viene a cuento para explicar que yo me hice hincha de Vélez solo y porque quise. No influyó ninguna cuestión de cercanía. No hubo familiares, amigos, vecinos o compañeros de colegio que me obligaran. No me acerqué a Vélez por razones de exitismo momentáneo o por haberlo visto por tele o en vivo y quedar seducido. No fue un amor elegido por motivos de conveniencia. Este amor por Vélez fue algo que se dio solo, sin buscarlo, como ocurre siempre con los grandes y verdaderos amores. Por eso lo disfruto tanto. A la distancia o en el Amalfitani. Por la radio antes, la tele después, internet ahora. Por los diarios nacionales o publicaciones especializadas o partidarias. En soledad en las primeras épocas, y en los últimos tiempos con amigos a la distancia que comparten el mismo amor.Y cada día que pasa, cada emoción vivida, me hace sentir orgulloso de saber que tomé la decisión correcta. GRACIAS VELEZ. POR TODO.
Mario Racca
Fortinero Rufinense
Can you input GPS coordinates into Google Maps?
Hace 2 años
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