Una nueva estrella...Liniers.-

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domingo, 25 de mayo de 2008

Cada vez más lejos...


Velez...Velez de mi Vida....vos sos la alegría de mi Corazón...

Otra vez nuestra casa se vistio con colores azul y blanco...el Estadio José Amalfitani...la gente alento esperando ese triunfo que no podes concretar...

Tras una semana complicada en cuanto a bajas, la suma para el partido terminaba dando resta. A la cancha los pibes de Vélez en el ataque, para marcarle goles a un Boca suplente que tiene la mente adelantada en la semana y dejó para este encuentro a sus juveniles con algunos mayores. El Fortín sin compromisos, tuvo que resguardar jugadores por expulsados y lesiones que no lo ayudaron mucho en tomar alguna ventaja (de existir alguna) de enfrentar a un equipo alterno. Así estaba la película, así se buscaban esos puntos vitales para el objetivo copero, y quizás ese lejano pero latente del campeonato.

Por eso, Andrés Guzmán y Jonathan Cristaldo se las debían ingeniar para lastimar y herir a una defensa xeneise a la que seguramente debían haber enfrentado en algún césped de inferiores. Acompañados, para no sentirse solos, por las andanzas de Damián Escudero y la pelota al piso de Leonel Ríos. Un esquema nuevo, viejo y conocido, rearmando el equipo de atrás para adelante, para no sufrir en casa. Hugo Tocalli mostraba sus cartas, sin una buena mano pero con un buen intento de juego.

En frente, las cartas de Carlos Ischia eran más clásicas y las ponía en mesa. Con un ancho de espadas como Leandro Gracián (muy ovacionado justamente por la parcialidad velezana) para complicarle las espaldas al doble cinco de Vélez, y dos rapiditos arriba como Mouche y Boselli para echarle la falta a la defensa del Fortín. En ese complicarle las espaldas a un opaco Coronel, fue donde Boca sacó ventajas en el inicio, un arranque en el que Vélez no llegaba a hacer pie y se le filtraba agua por todos lados, desbordado y ahogado. Tiros en los palos, quiebres en las líneas, todo a pedir de Boca. Los intentos por salir a flote hasta la mitad del primer tiempo siempre fueron nulos, cerca del fondo mirando con ansias la superficie.

Agudizó un poco el pie zurdo el Pichi Escudero y allí fue Vélez. Impulsado por el amor propio que se solicitaba luego de la tarde para el olvido de La Paternal, pero tímido. Poco a poco los pases de Ríos comenzaban a encontrar compañeros, la movilidad de Cristaldo inquietaba y el Fortín se adelantaba en el campo prometiendo mucho más. Así, entre algunas idas y vueltas con voleas de Ríos a las manos de Migliore y de Zapata que rebotaban en la defensa, se escapaba la primera mitad de un juego que pretendía más pero que inevitablemente se iba al mazo.

Para el complemento, fue el conjunto de Tocalli quien encontró el fútbol perdido durante casi todo el Clausura, y en un instante de lucidez generó las mejores. Y fue del 10 del Fortín de donde nació el grito de gol contenido de Vélez. Porque en su zurda diabólica a la cual no le caben más adjetivos calificativos imaginables, se encontraron gambetas de todos los colores para un arranque desde mitad de cancha, apilar conos azules y amarillos, meterse en el área rival y despachar una bomba deliciosa al ángulo superior derecho de un Migliore al que tan solo le falto aplaudir esa obra de arte. Vélez se ponía en ventaja por la genialidad de Escudero y hacía estallar a rabiar un estado Amalfitani copado con almas azules y blancas.

Curiosamente, fue en ese instante donde el partido dio un vuelco, porque Boca sintió el impacto y salió a buscar un poco más, ayudado por un retroceso de las líneas velezanas que se acurrucaban despacito junto a Germán Montoya, ayudados por la variante a las 20 minutos del segundo tiempo en la que se iba Guzmán para darle paso a Sena. Tocalli decía aguantar y Vélez le hacía caso a medias. Entonces, Boca iba unos metros más adelante. Tiro libre de Gracián, desvió y salvó Pablo Lima en la línea, una jugada que sobre el final iba a tener alguna incidencia distinta. Todo Boca iba y Vélez, se ponía en las manos de un Escudero que quería más pero que no encontraba compañía.

Coria por Cristaldo (jugó con fiebre) para aguantarla a arriba y aprovechar las que escaseaban. El reloj corría y se escurrían las chances de Boca y la victoria cada vez se acomodaba en el Fortín. Pero el fútbol tiene de estas cosas que la mala fortuna y la siesta que suele dormir Vélez durante los partidos suelen contribuir a esta triste (para nosotros) causa. Tiro de esquina desde la izquierda para Boca, cabezazo bombeado de Viatri sobre Lima y Zapata que viajó por sobra la cabeza de todos en el área, inclusive la de un Montoya a medio camino y se coló al segundo palo donde Díaz (esta vez no estuvo Lima para sacarla ahí) metió al cabeza para hundirla un poco más en la red. Empataba Boca y se caía la resistencia de un Vélez que había sido prolijo en el segundo tiempo pero que padeció una vez más su pereza crónica de la pelota parada.

Un Vélez que se borra las propias chances y que se queda parado de manos en un campeonato que podía haber sido otro. Un equipo que no encuentra el rumbo y que exaspera sin respuestas, en donde vaya a saber uno ya cual es el parte médico ante un mal que lo aqueja. De más está decir que los puntos que quedaron en el camino fue más por mérito propio que por virtud del rival. ¿Alcanzan estas maravillas animadas por la bota zurda de Escuedero? ¿el temperamento y la rapidez de Pellerano? No, si no se los acompaña. Vélez se baja solito del mote de candidato y eso duele.

La utópica hazaña por el Clausura va dejándole paso a la realidad. El camino hacia las copas se desdibuja y se hace cada vez más sinuoso. Vélez sigue debiendo una materia indispensable para estos días futboleros que corren, la futbolística. Un empate que no sirve. Un punto que no suma y paradójicamente, te aleja.

Sitio Oficial.-

1 comentario:

Anónimo dijo...

che leo en q bondi viajas pa velez?

contestame en fotolog.com/veleztcoge

abrazo