Mendoza, Domingo 4 de abril de 2010.(Prensa Vélez Sarsfield - Estadio Malvinas Argentinas)
Era el último tren. Por lo menos, en la previa, el encuentro frente a Godoy Cruz en Mendoza tenía ese aire de una chance que no debe dejar pasar un equipo que quiere seguir en la lucha. Una chance inmejorable ante un rival directo en eso de ir detrás de la ilusión de gritar nuevamente campeón. Por eso, muchos jugadores pidieron estar presentes en el partido y tratar de borrar la última imagen que regaló el equipo en tierras mineiras.
En frente estaba Godoy Cruz, el del Turco Asad; ese viejo querido/conocido que tan bien le hizo a su equipo. Lo dio un protagonismo absoluto en lo más alto y le imprimió confianza y buen juego. Por lo tanto, el Tomba no quería renunciar a su ilusión y le imprimía al cotejo una alta dosis de buen espectáculo. Teniendo en cuenta lo mencionado de ambos equipos, no cabía otra cosa.
Sin embargo, fue muy poco lo que mostraron en la primera parte. Con un Vélez de intenciones buenas y firmes, pero que con el correr del reloj se fueron limitando a ser solamente eso. Porque en cancha Gareca sumó gente de buen pie y ofensiva por sobre todas las cosas, en el armado previo del encuentro. Puso un medio juego con Ricardo Álvarez, Leandro Coronel, Ariel Cabral y Maximiliano Moralez; todos exquisitos con la bola en la suela, no hace falta describir más. Encima, Juan Manuel Martínez se soltaba de su posición de punta y se juntaba para el intento de armado de juego. Pero poco pudieron hacer ya que fue más el intento de gambeta o la chance de triangulación que una pelota profunda en sí. Arriba, como faro de gol estaba Rolando Zárate; que tuvo la más clara del partido en el primer tiempo (mucho más que las jugadas de los dos goles del conjunto mendocino) pero acomodó mal el pie y con el arco vacío su remate se fue por arriba del travesaño. Vélez ahí masticó la bronca de ver como de a poco el tren comenzaba a calentar motores para seguir su viaje, mientras se quedaba a un lado en el andén, viendo como su ilusión se escapaba entre los vagones.
Porque fue poco lo que pudo hacer el equipo de Gareca, que tuvo mucho la pelota pero le faltó capitalizar esa suma de buenas intenciones. Porque el primer tiempo de Ariel Cabral fue muy bueno, más allá de estar condicionado por la tarjeta amarilla. Porque Moralez se mostró siempre pero siempre bien rodeado por el rival y sin espacios. Porque Godoy Cruz tampoco preocupaba y eso para Vélez era una tranquilidad extra.
Pero en el complemento los dos equipos asumieron un papel que les convenía. Los dos jugaron a intentar pero sin arriesgar mucho. Vélez tuvo algunas como también las tuvo Godoy Cruz; pero era evidente como ninguno aceleraba un poco más por respeto tal vez; cuando si se aceleraba, crecían las chances de ganar el partido.
Así lo quiso el equipo de Asad y así lo consiguió. En dos minutos sacudió a un Vélez que no reacciona, marcó dos tantos y se metió en el bolsillo tres puntos que lo meten de lleno a pelear hasta el final el campeonato con Independiente. Porque la defensa de Vélez una vez más pagó caro con la distracción, en un lateral ejecutado con rapidez y viveza, Salinas tuvo todo el tiempo de mundo para definir bien debajo de Barovero. Porque 60 segundos más tarde, la contra los agarró mal parados y Carranza no perdonó en la corrida frenética del Pipita Higuaín. Listo el pollo para el Tomba. Al horno para el Fortín.
¿Cuánto le puede doler a Vélez esta derrota ante Godoy Cruz en la lucha por el Torneo Clausura 2010? Muchísimo. Cada uno de los ocho puntos que lo separan del equipo de Gallego se clavan como agujas en un vudú. La distancia duele porque Vélez no vuelve a ser Vélez; más allá de que el equipo haya mostrado mucha más presencia que en el Mineirao. Hoy la realidad te abofetea y de lo lindo.
La chance de levantarse está el jueves. Esa oportunidad de convencerse que se transita el camino correcto, el mismo que hace menos de dos semanas, el sendero que no debe abandonar Vélez. El partido lo amerita, el rival también. Hay un resultado que saldar del torneo pasado, también; pero antes que nada, hay que demostrar que Vélez sigue siendo el mejor.
Era el último tren. Por lo menos, en la previa, el encuentro frente a Godoy Cruz en Mendoza tenía ese aire de una chance que no debe dejar pasar un equipo que quiere seguir en la lucha. Una chance inmejorable ante un rival directo en eso de ir detrás de la ilusión de gritar nuevamente campeón. Por eso, muchos jugadores pidieron estar presentes en el partido y tratar de borrar la última imagen que regaló el equipo en tierras mineiras.
En frente estaba Godoy Cruz, el del Turco Asad; ese viejo querido/conocido que tan bien le hizo a su equipo. Lo dio un protagonismo absoluto en lo más alto y le imprimió confianza y buen juego. Por lo tanto, el Tomba no quería renunciar a su ilusión y le imprimía al cotejo una alta dosis de buen espectáculo. Teniendo en cuenta lo mencionado de ambos equipos, no cabía otra cosa.
Sin embargo, fue muy poco lo que mostraron en la primera parte. Con un Vélez de intenciones buenas y firmes, pero que con el correr del reloj se fueron limitando a ser solamente eso. Porque en cancha Gareca sumó gente de buen pie y ofensiva por sobre todas las cosas, en el armado previo del encuentro. Puso un medio juego con Ricardo Álvarez, Leandro Coronel, Ariel Cabral y Maximiliano Moralez; todos exquisitos con la bola en la suela, no hace falta describir más. Encima, Juan Manuel Martínez se soltaba de su posición de punta y se juntaba para el intento de armado de juego. Pero poco pudieron hacer ya que fue más el intento de gambeta o la chance de triangulación que una pelota profunda en sí. Arriba, como faro de gol estaba Rolando Zárate; que tuvo la más clara del partido en el primer tiempo (mucho más que las jugadas de los dos goles del conjunto mendocino) pero acomodó mal el pie y con el arco vacío su remate se fue por arriba del travesaño. Vélez ahí masticó la bronca de ver como de a poco el tren comenzaba a calentar motores para seguir su viaje, mientras se quedaba a un lado en el andén, viendo como su ilusión se escapaba entre los vagones.
Porque fue poco lo que pudo hacer el equipo de Gareca, que tuvo mucho la pelota pero le faltó capitalizar esa suma de buenas intenciones. Porque el primer tiempo de Ariel Cabral fue muy bueno, más allá de estar condicionado por la tarjeta amarilla. Porque Moralez se mostró siempre pero siempre bien rodeado por el rival y sin espacios. Porque Godoy Cruz tampoco preocupaba y eso para Vélez era una tranquilidad extra.
Pero en el complemento los dos equipos asumieron un papel que les convenía. Los dos jugaron a intentar pero sin arriesgar mucho. Vélez tuvo algunas como también las tuvo Godoy Cruz; pero era evidente como ninguno aceleraba un poco más por respeto tal vez; cuando si se aceleraba, crecían las chances de ganar el partido.
Así lo quiso el equipo de Asad y así lo consiguió. En dos minutos sacudió a un Vélez que no reacciona, marcó dos tantos y se metió en el bolsillo tres puntos que lo meten de lleno a pelear hasta el final el campeonato con Independiente. Porque la defensa de Vélez una vez más pagó caro con la distracción, en un lateral ejecutado con rapidez y viveza, Salinas tuvo todo el tiempo de mundo para definir bien debajo de Barovero. Porque 60 segundos más tarde, la contra los agarró mal parados y Carranza no perdonó en la corrida frenética del Pipita Higuaín. Listo el pollo para el Tomba. Al horno para el Fortín.
¿Cuánto le puede doler a Vélez esta derrota ante Godoy Cruz en la lucha por el Torneo Clausura 2010? Muchísimo. Cada uno de los ocho puntos que lo separan del equipo de Gallego se clavan como agujas en un vudú. La distancia duele porque Vélez no vuelve a ser Vélez; más allá de que el equipo haya mostrado mucha más presencia que en el Mineirao. Hoy la realidad te abofetea y de lo lindo.
La chance de levantarse está el jueves. Esa oportunidad de convencerse que se transita el camino correcto, el mismo que hace menos de dos semanas, el sendero que no debe abandonar Vélez. El partido lo amerita, el rival también. Hay un resultado que saldar del torneo pasado, también; pero antes que nada, hay que demostrar que Vélez sigue siendo el mejor.
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