Buenos Aires, Jueves 25 de marzo de 2010.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).
Tiene todo para ir por todo. Es así, por más que intenten coartarle las ilusiones, este Vélez se fabrica alas para seguir volando alto en su sueño de la reconquista de América. Porque tiene que sufrir para conseguir lo que quiere, y lo que quiere cuesta caro y mucho sufrimientos. Entonces bienvenido sea, señor. Sufra, goce, viva intensamente lo que una Copa Libertadores de América le puede regalar; mucho más con un equipo que sabe cómo jugarla, que sabe cómo ganarla.
Porque reapareció el campeón. Es inevitable hacer esta comparación cuando este Vélez copero de Gareca termina jugando el encuentro tan igualito al Vélez campeón de Gareca. Es imposible no contar los sueños que se agolpan ansiosos a las puertas del corazón para hacerlo bombear y golpear cada vez más fuerte. Porque cosecha en casa lo que siembra afuera, con ese gol endemoniado y agónico de Santiago Silva en Santiago de Chile (vale el juego de palabras). Porque esta noche, Vélez demostró que tiene todo para ser lo que se anhela.
Porque arrancó mostrando una cara mala y conocida. Inseguro en el fondo, se despertó en el amanecer del encuentro con un cachetazo fatal que le podía haber costado la vida. Miralles se encontró con un pase perfecto en profundidad y siendo más rápido que todos en un movimiento se sacó de encima a Domínguez y Montoya; para tener que solamente salir corriendo de cara al grito de gol. Ocho minutos tan solo de juego y Vélez debía doblar esfuerzo para no perder en casa lo tan valioso que había conseguido fuera, hace poco más de una semana. Sorpresivo para un Colo Colo que proponía pero hasta ahí.
Pero nada puede ser suficiente para matar a este equipo de Gareca. Porque enseguida, en el preciso instante donde el murmullo comenzaba a tomar un tono mayor cada vez que la tocaba el nueve delantero de Vélez Sarsfield; éste ensayó un paso de ballet para acompañar al gol un delicioso centro de Maximiliano Moralez. Estalló el estadio y estalló Rodrigo López. El uruguayo salió disparado primero para llevarse su índice al oído; después para treparse a lo más alto de un cartel de publicidad para aplaudir, compartir y celebrar su conquista. El tanto que le venía a dar vida a Vélez llegaba de un goleador implacable, ese que aparece en los momentos justos y donde más se lo necesita; sea en Liniers, en Venezuela o en la altura de Quito. López no falla, no te deja a gamba; y tuvo una noche soñada donde dejó mucho más que un gol para la estadística: juego y sudor también se suma a su planilla perfecta de juego (hasta un gol anulado).
Porque si faltaban dudas de que es candidato, se trepó a lo más alto (de la cancha y de la tabla) con Santiago Silva para ponerle justicia al marcador. Tras un tiro libre desde la derecha de Emiliano Papa; el Tanque uruguayo le ganó a todo y le dijo sí al gol para salir delirante al mismo lugar del festejo de López; para emularlo y hacer delirar a todo el Fortín. Silva está en llamas, señores; y no hay agua que tape su esplendor. Goleador por donde se lo mire. Un tremendo jugador que no descansa y que va a todas. Por su gol, Vélez justifica su gran liderazgo en el grupo.
Porque con el correr de los minutos, el Fortín fue justificando en sus hombres claves la diferencia y hasta fue una goleada sin haber marcado más goles. ¿Qué otra mejor despedida a Maximiliano Moralez le puede dedicar la gente de Vélez? El Enano cumple, va a todas, se desangra por cada pelota y eso al hincha de Vélez lo excita. Moralez se convirtió en figura en base a su entrega y su corazón sagrado. ¿Qué otro símbolo para este equipo que un Fabián Cubero en su plenitud? El Poroto regaló noventa minutos para el archivo de lo que debe hacer un jugador dentro del campo de juego en su posición. Alma de este Vélez, este Cubero. ¿Qué más necesita Nicolás Otamendi para justificar su pasaje a Sudáfrica? Nico fue el de ayer y el equipo agradecido. Tiempista como pocos se ganó el corazón en las dos veces que trabó para llevarse la pelota en un momento caliente. Una figura Made In Casa.
Porque además Germán Montoya (en el día homenaje al número uno) se agrandó en el arco tapando dos pelotas imposibles en un tiempo cada una. También en la seguridad y en esas pelotas que salvan partidos, Vélez se sostuvo en Montoya. Bien Flaco.
Porque Vélez se despega de los que lo persiguen en la tabla de Grupo 7. Con autoridad, con solvencia, con la personalidad que necesita un equipo de aspiraciones serias y comprometidas. Porque pase lo que pase, juegue lo que juegue, gane lo que gane; Vélez es ejemplo. Este equipo que supo congeniar Ricardo Gareca va camino a lo grande. No tenga dudas de eso. Este Vélez tiene todo para ser…
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).
Tiene todo para ir por todo. Es así, por más que intenten coartarle las ilusiones, este Vélez se fabrica alas para seguir volando alto en su sueño de la reconquista de América. Porque tiene que sufrir para conseguir lo que quiere, y lo que quiere cuesta caro y mucho sufrimientos. Entonces bienvenido sea, señor. Sufra, goce, viva intensamente lo que una Copa Libertadores de América le puede regalar; mucho más con un equipo que sabe cómo jugarla, que sabe cómo ganarla.
Porque reapareció el campeón. Es inevitable hacer esta comparación cuando este Vélez copero de Gareca termina jugando el encuentro tan igualito al Vélez campeón de Gareca. Es imposible no contar los sueños que se agolpan ansiosos a las puertas del corazón para hacerlo bombear y golpear cada vez más fuerte. Porque cosecha en casa lo que siembra afuera, con ese gol endemoniado y agónico de Santiago Silva en Santiago de Chile (vale el juego de palabras). Porque esta noche, Vélez demostró que tiene todo para ser lo que se anhela.
Porque arrancó mostrando una cara mala y conocida. Inseguro en el fondo, se despertó en el amanecer del encuentro con un cachetazo fatal que le podía haber costado la vida. Miralles se encontró con un pase perfecto en profundidad y siendo más rápido que todos en un movimiento se sacó de encima a Domínguez y Montoya; para tener que solamente salir corriendo de cara al grito de gol. Ocho minutos tan solo de juego y Vélez debía doblar esfuerzo para no perder en casa lo tan valioso que había conseguido fuera, hace poco más de una semana. Sorpresivo para un Colo Colo que proponía pero hasta ahí.
Pero nada puede ser suficiente para matar a este equipo de Gareca. Porque enseguida, en el preciso instante donde el murmullo comenzaba a tomar un tono mayor cada vez que la tocaba el nueve delantero de Vélez Sarsfield; éste ensayó un paso de ballet para acompañar al gol un delicioso centro de Maximiliano Moralez. Estalló el estadio y estalló Rodrigo López. El uruguayo salió disparado primero para llevarse su índice al oído; después para treparse a lo más alto de un cartel de publicidad para aplaudir, compartir y celebrar su conquista. El tanto que le venía a dar vida a Vélez llegaba de un goleador implacable, ese que aparece en los momentos justos y donde más se lo necesita; sea en Liniers, en Venezuela o en la altura de Quito. López no falla, no te deja a gamba; y tuvo una noche soñada donde dejó mucho más que un gol para la estadística: juego y sudor también se suma a su planilla perfecta de juego (hasta un gol anulado).
Porque si faltaban dudas de que es candidato, se trepó a lo más alto (de la cancha y de la tabla) con Santiago Silva para ponerle justicia al marcador. Tras un tiro libre desde la derecha de Emiliano Papa; el Tanque uruguayo le ganó a todo y le dijo sí al gol para salir delirante al mismo lugar del festejo de López; para emularlo y hacer delirar a todo el Fortín. Silva está en llamas, señores; y no hay agua que tape su esplendor. Goleador por donde se lo mire. Un tremendo jugador que no descansa y que va a todas. Por su gol, Vélez justifica su gran liderazgo en el grupo.
Porque con el correr de los minutos, el Fortín fue justificando en sus hombres claves la diferencia y hasta fue una goleada sin haber marcado más goles. ¿Qué otra mejor despedida a Maximiliano Moralez le puede dedicar la gente de Vélez? El Enano cumple, va a todas, se desangra por cada pelota y eso al hincha de Vélez lo excita. Moralez se convirtió en figura en base a su entrega y su corazón sagrado. ¿Qué otro símbolo para este equipo que un Fabián Cubero en su plenitud? El Poroto regaló noventa minutos para el archivo de lo que debe hacer un jugador dentro del campo de juego en su posición. Alma de este Vélez, este Cubero. ¿Qué más necesita Nicolás Otamendi para justificar su pasaje a Sudáfrica? Nico fue el de ayer y el equipo agradecido. Tiempista como pocos se ganó el corazón en las dos veces que trabó para llevarse la pelota en un momento caliente. Una figura Made In Casa.
Porque además Germán Montoya (en el día homenaje al número uno) se agrandó en el arco tapando dos pelotas imposibles en un tiempo cada una. También en la seguridad y en esas pelotas que salvan partidos, Vélez se sostuvo en Montoya. Bien Flaco.
Porque Vélez se despega de los que lo persiguen en la tabla de Grupo 7. Con autoridad, con solvencia, con la personalidad que necesita un equipo de aspiraciones serias y comprometidas. Porque pase lo que pase, juegue lo que juegue, gane lo que gane; Vélez es ejemplo. Este equipo que supo congeniar Ricardo Gareca va camino a lo grande. No tenga dudas de eso. Este Vélez tiene todo para ser…
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