Buenos Aires, Domingo 28 de marzo de 2010.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).
Venir embalado. Tomar el impulso que te dan las victorias y la garra continua, sea quien sea el que esté en el campo de juego defendiendo los colores. Sin dudas que el triunfo de esta noche tiene el famoso “envión anímico” de lo que se ganó por Copa, hoy por el Clausura. Pero a su vez, la victoria ante los tucumanos tiene un sello Made In Alterno; con marca registrada en Ricardo Gareca.
Porque nuevamente pensando en la Libertadores le dio confianza a un equipo que viene teniendo continuidad en el torneo doméstico y no desentona; todo lo contrario, marca presencia con nombres que son importantes y lo serían aún más en cualquier otro equipo de los 19 que componen la Primera División.
Porque esta vez le tocó destacarse a Marco Torsiglieri. No sólo por ganar en todas las pelotas divididas fiel a su costumbre; sino que también fue importante en el juego aéreo para poner desde lo más alto de la cancha, el tan ansiado grito de gol que con el correr de los minutos fue el grito de la victoria. Porque como hace casi una semana atrás, cuando el gol premiaba el sacrificio de Pablo Lima en Rosario; como también le pasó a Fernando Tobio en su primer grito sagrado ante Gimnasia; esta vez le tocó a este alto defensor tener su noche soñada con un gol y con la victoria de su equipo.
Porque este Vélez alterno, el que defiende el sueño del Clausura, tiene estandartes además en la experiencia de Rolando Zárate, un jugador maduro y generoso al que Vélez disfruta en su plenitud. Porque además, pide prestado al equipo de la Copa la entrega de Víctor Zapata y el Chapa deja todo y más por dar una mano. Porque Juan Manuel Martínez se empecina en demostrar que el equipo que pone en la cancha el técnico merece ser llamado titular. Porque Marcelo Barovero tiene una solidez digna de un arquero con continuidad asegurada; como en esa bola que salvó contra el palo exponiendo su integridad por conservar el cero en su arco. Porque los Bíttolo, los Olivera, los Coronel; se suman y responden. Porque por más que no le sobre brillo y contundencia, este Vélez sabe lo que quiere juegue quien juegue; y a esta altura, eso es muy importante.
Sin embargo, hay algo que persigue a este Vélez y es el no poder liquidarlos encuentros. Esa materia pendiente que arrastra y que no puede rendir cuando el partido que va ganando requiere de la estocada final, del tiro de gracia, de la última bola de la noche. Esa que baje la persiana, que ponga candado y doble llave al encuentro. Porque hoy, Atlético Tucumán demostró el por qué aún no sumó de a tres en el presente Clausura; y lo que te perdonó el equipo de Mario Gómez, quizás no lo haga otro rival.
En definitiva, mientras Vélez se disponía a saltar al campo de juego, desde lejos llegaban noticias buenas y alentadoras. Mientras el líder dejaba puntos en Santa Fe y su escolta había hecho lo mismo unos días antes en Quilmes; el Fortín se disponía a sacar la calculadora, hacer cuentas y descontarle puntos a la cima del campeonato. Tres a Godoy Cruz, dos a Independiente; y este Vélez que trepa en puntos e ilusión.
Porque por más que la cabeza esté puesta en el durísimo choque del miércoles en Belo Horizonte; la importancia que tiene seguir siendo protagonista del torneo local alimenta las chances internacionales y viceversa.
Este Vélez de Gareca no se detiene, ni piensa hacerlo. Ya ha dado sobras y muestras de esto. Tiene con qué y tiene todo para ser. Tiempo al tiempo.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).
Venir embalado. Tomar el impulso que te dan las victorias y la garra continua, sea quien sea el que esté en el campo de juego defendiendo los colores. Sin dudas que el triunfo de esta noche tiene el famoso “envión anímico” de lo que se ganó por Copa, hoy por el Clausura. Pero a su vez, la victoria ante los tucumanos tiene un sello Made In Alterno; con marca registrada en Ricardo Gareca.
Porque nuevamente pensando en la Libertadores le dio confianza a un equipo que viene teniendo continuidad en el torneo doméstico y no desentona; todo lo contrario, marca presencia con nombres que son importantes y lo serían aún más en cualquier otro equipo de los 19 que componen la Primera División.
Porque esta vez le tocó destacarse a Marco Torsiglieri. No sólo por ganar en todas las pelotas divididas fiel a su costumbre; sino que también fue importante en el juego aéreo para poner desde lo más alto de la cancha, el tan ansiado grito de gol que con el correr de los minutos fue el grito de la victoria. Porque como hace casi una semana atrás, cuando el gol premiaba el sacrificio de Pablo Lima en Rosario; como también le pasó a Fernando Tobio en su primer grito sagrado ante Gimnasia; esta vez le tocó a este alto defensor tener su noche soñada con un gol y con la victoria de su equipo.
Porque este Vélez alterno, el que defiende el sueño del Clausura, tiene estandartes además en la experiencia de Rolando Zárate, un jugador maduro y generoso al que Vélez disfruta en su plenitud. Porque además, pide prestado al equipo de la Copa la entrega de Víctor Zapata y el Chapa deja todo y más por dar una mano. Porque Juan Manuel Martínez se empecina en demostrar que el equipo que pone en la cancha el técnico merece ser llamado titular. Porque Marcelo Barovero tiene una solidez digna de un arquero con continuidad asegurada; como en esa bola que salvó contra el palo exponiendo su integridad por conservar el cero en su arco. Porque los Bíttolo, los Olivera, los Coronel; se suman y responden. Porque por más que no le sobre brillo y contundencia, este Vélez sabe lo que quiere juegue quien juegue; y a esta altura, eso es muy importante.
Sin embargo, hay algo que persigue a este Vélez y es el no poder liquidarlos encuentros. Esa materia pendiente que arrastra y que no puede rendir cuando el partido que va ganando requiere de la estocada final, del tiro de gracia, de la última bola de la noche. Esa que baje la persiana, que ponga candado y doble llave al encuentro. Porque hoy, Atlético Tucumán demostró el por qué aún no sumó de a tres en el presente Clausura; y lo que te perdonó el equipo de Mario Gómez, quizás no lo haga otro rival.
En definitiva, mientras Vélez se disponía a saltar al campo de juego, desde lejos llegaban noticias buenas y alentadoras. Mientras el líder dejaba puntos en Santa Fe y su escolta había hecho lo mismo unos días antes en Quilmes; el Fortín se disponía a sacar la calculadora, hacer cuentas y descontarle puntos a la cima del campeonato. Tres a Godoy Cruz, dos a Independiente; y este Vélez que trepa en puntos e ilusión.
Porque por más que la cabeza esté puesta en el durísimo choque del miércoles en Belo Horizonte; la importancia que tiene seguir siendo protagonista del torneo local alimenta las chances internacionales y viceversa.
Este Vélez de Gareca no se detiene, ni piensa hacerlo. Ya ha dado sobras y muestras de esto. Tiene con qué y tiene todo para ser. Tiempo al tiempo.
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