El día 31 de Julio de 1913 nació este romántico prócer del Club Atlético Vélez Sarsfield, cuya prolífica existencia se apagó en la luctuosa jornada del 22 del mismo mes en el año 1982, infausto suceso que inevitablemente debía producirse para dar lugar a su perpetua inmortalidad.
Recordar la figura de este gran hombre no necesita ni la retórica grandilocuente ni la nostalgia desgarradora. Vamos a evocarlo tal cual lo conocimos, de la forma más sencilla y objetiva, anteponiendo al natural y debido sentimiento, la consideración auténtica de lo que fue su obra como dirigente, invariable en una consigna de fe, trabajo y honestidad. Por otra parte, tratándose de una persona tan crítica de las vanidades personales, no hubiera aceptado la categorización del personaje excepcional que muchas veces se atribuye a los seres que de alguna manera sobresalen del conjunto, y el fue uno de ellos. En su existencia fue lo que consideró debía ser y así lo hizo.
Su carrera como dirigente se inicia en el año 1950 como revisor de cuentas suplente segundo y continúa con breves interrupciones hasta su muerte, que lo sorprende ejerciendo la Secretaría Titular de Comisión Directiva. Durante ese largo período de tiempo se desempeñó en forma casi ininterrumpida en la dirigencia, llegando a ocupar la Presidencia del Club entre los años 1970 al 76, brindando siempre un magnífico ejemplo que todavía sigue vigente, y es imitado aún por quienes en puntuales circunstancias no compartieron sus decisiones, lo que se comprueba cuando precisamos que muchos de sus actos coinciden con sus magistrales enseñanzas. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, sabemos que a pesar de los duros trances que en su vida le tocó afrontar, José fue un hombre conforme con un destino que el mismo se propuso, pues con esfuerzo é inteligencia logró concretar sus propósitos más ambicionados, la mayor parte de ellos concentrados en un sueño muy caro:.... ¡el engrandecimiento de su idolatrado Club Atlético Vélez Sarsfield!
En los hechos fue el natural sucesor de Don Pepe Amalfitani, - bajo cuya influencia se formó como dirigente acompañándolo durante un prolongado tiempo – y afrontó esa ardua tarea con total responsabilidad, reflexionando serenamente antes de tomar determinaciones, algunas con su total convicción y otras que aún no contando con su absoluta conformidad acompañó solidariamente, sin pretender por ello reciprocidad cuando las suyas pudieron merecer alguna objeción.
Era un hombre alto, prematuramente calvo, de trato muy medido y cortés que le daba una imagen señorial, así como su manera de proceder y su vestimenta que a pesar de su sencillez, (eran tradicionales su sobretodo negro, sus guantes de cuero con abrigo interior y su infaltable poncho de vicuña ) otorgaban a su presencia una característica y permanente respetuosidad. Poseedor de una cultura muy desarrollada, se puede decir que Feijoo fue un hombre nacido para dirigir, pues fundamentaba sus objetivos en un proceso de maduración muy elaborado, por lo que, una vez decidida la puesta en marcha para su concreción, era impensable lograr de él una rectificación ó desistimiento de sus propósitos. Es ilustrativa una anécdota que lo pinta de cuerpo entero y se refiere a la pileta de natación olímpica, que, construida en el año 1954 aún brinda sus servicios. Tratándose de un proyecto tan importante, formalizó un viaje a Alemania para interiorizarse de los últimos adelantos en la materia. Concretada la obra de acuerdo a las normas indicadas, surgieron comentarios contrarios a la misma, en el sentido de que la estructura no soportaría la presión de tan enorme cantidad de agua que debía contener. Tocado en su amor propio, José empeñó la palabra ante sus más conspicuos amigos, prometiendo que en caso de que el agorero pronóstico se concretara en realidad, procedería a su propia eliminación, y a tal efecto se instaló en la sala de máquinas del natatorio, munido de un arma de fuego con la cual se suicidaría. Conclusión: José no se suicidó y la pileta sigue soportando presión.
En línea con su sentido de la ética es dable recordar la postura asumida en el partido disputado con Huracán en el año 1971, con una derrota que nos costó el Campeonato y que de acuerdo a versiones nunca confirmadas se podía haber “arreglado”. De haber existido esa posibilidad, sin ninguna duda se habría negado rotundamente a aceptarla, ya que su concepto era – y así lo manifestaba - que los partidos se ganaban en la cancha, y aquel aciago día nuestro equipo no pudo ganar. Sin embargo, con resignada nobleza se hizo cargo de la derrota y soportó con entereza los injustos reclamos de quienes consideraban que una victoria, - aunque mal habida - justificaba una actitud deshonrosa sin reparar en que ese acto inmoral involucraba a la Institución en su conjunto.
En su actividad privada fue el mejor técnico de sonido de sus tiempos y su nombre figura en la mayoría de las películas filmadas por entonces. Esta circunstancia le permitía, - por las importantes remuneraciones que percibía - llevar una vida desahogada y sin preocupaciones, pero él renunció a ese bienestar para dedicar la mayor parte de su tiempo al Club, y sólo por breves períodos retomaba su profesión, para de ese modo obtener los recursos que le permitieran seguir subsistiendo.
Asumida su primera presidencia en el año 1970 se concretó la construcción del monumento que guarda los restos de Don Pepe en el “Recinto de las Celebridades” del Cementerio de Chacarita y simultáneamente las modificaciones estructurales del Estadio, exigidas por la ordenada para resguardo de los espectadores, lo que demandó una inversión no prevista de carácter importantísimo. A continuación, en el año 1971 se conviene la compra definitiva a Ferrocarriles Argentinos de las tierras que van desde la entrada por Reservistas Argentinos hasta el Barrio Kennedy, y se inicia la construcción de las bandejas inferiores de la Platea Norte, inauguradas provisoriamente en el año 1972 y concluidas un año después. En el año 1973 por decreto del Poder Ejecutivo Nacional se concede a nuestro Club la ocupación de las tierras donde se asienta actualmente el Polideportivo. En el año 1974, se logra la promulgación de la Ley 20.906, que constituye el derecho incuestionable de posesión de los terrenos antes citados, los cuales en la actualidad se encuentran ya escriturados a nuestro nombre.
La templanza de su carácter no le permitía desnudar sus arrebatos cualquiera fuera la circunstancia que le tocaba afrontar, pero tal vez haya sido la excepción a esa conducta la construcción del Polideportivo que lleva su nombre. En esa tarea Feijoo puso, además de la firme determinación que imprimía a todos sus actos, una importante dosis de pasión, que lindaba, - aunque esto pueda parecer ridículo – con el amor por esa porción de terreno que recorría diariamente, imaginando planes para convertirlo en la maravilla de que hoy disfrutamos, y, que a no dudarlo, fue la obra que más satisfacciones le reportó.
Fue generoso con todos menos con el mismo, fue honrado con todos y consigo mismo, fue piadoso y solidario sin reclamar igual trato, fue dueño de una hombría de bien que él desdeñaba fuera mencionada, respondió con dignidad y valentía cuando fue atacado, soportó con entereza las bajezas de la corrupción,... en fin, fue como quiso ser hasta el final, consecuente con sus ideas y principios, dueño de riquezas morales é intelectuales dignas de ponderación que nos han quedado como herencia, mientras que a él solo le quedaron ...¡su famoso poncho y algunas monedas para el colectivo de regreso que no llegó a tomar!
¡Que grande debió ser, que hasta el propio Amalfitani bautizado con el mismo nombre, se transformó en “Don Pepe” para que Feijoo fuera el “José” que quedara para siempre en la historia de Vélez Sarsfield!
En estos tiempos de globalización asumida, cuando se habla de gerenciamiento, sociedades anónimas y dirigentes rentados, cuando con indiferencia vemos que a las personas se les asigna un valor como a los objetos, - soslayando la vergüenza que tal estado de cosas debiera provocarnos - sería un deber ineludible el reflejarse en el ejemplo de hombres tan ilustres y esclarecidos, para que en el ejercicio de una sana reflexión, nos sea posible encontrar alguna aproximación a las conductas señeras de una historia que conocimos y hasta cierto punto compartimos, en la búsqueda del directo camino que nos conduzca a la grandeza del esperanzado porvenir que ellos soñaron.
Recordar la figura de este gran hombre no necesita ni la retórica grandilocuente ni la nostalgia desgarradora. Vamos a evocarlo tal cual lo conocimos, de la forma más sencilla y objetiva, anteponiendo al natural y debido sentimiento, la consideración auténtica de lo que fue su obra como dirigente, invariable en una consigna de fe, trabajo y honestidad. Por otra parte, tratándose de una persona tan crítica de las vanidades personales, no hubiera aceptado la categorización del personaje excepcional que muchas veces se atribuye a los seres que de alguna manera sobresalen del conjunto, y el fue uno de ellos. En su existencia fue lo que consideró debía ser y así lo hizo.
Su carrera como dirigente se inicia en el año 1950 como revisor de cuentas suplente segundo y continúa con breves interrupciones hasta su muerte, que lo sorprende ejerciendo la Secretaría Titular de Comisión Directiva. Durante ese largo período de tiempo se desempeñó en forma casi ininterrumpida en la dirigencia, llegando a ocupar la Presidencia del Club entre los años 1970 al 76, brindando siempre un magnífico ejemplo que todavía sigue vigente, y es imitado aún por quienes en puntuales circunstancias no compartieron sus decisiones, lo que se comprueba cuando precisamos que muchos de sus actos coinciden con sus magistrales enseñanzas. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, sabemos que a pesar de los duros trances que en su vida le tocó afrontar, José fue un hombre conforme con un destino que el mismo se propuso, pues con esfuerzo é inteligencia logró concretar sus propósitos más ambicionados, la mayor parte de ellos concentrados en un sueño muy caro:.... ¡el engrandecimiento de su idolatrado Club Atlético Vélez Sarsfield!
En los hechos fue el natural sucesor de Don Pepe Amalfitani, - bajo cuya influencia se formó como dirigente acompañándolo durante un prolongado tiempo – y afrontó esa ardua tarea con total responsabilidad, reflexionando serenamente antes de tomar determinaciones, algunas con su total convicción y otras que aún no contando con su absoluta conformidad acompañó solidariamente, sin pretender por ello reciprocidad cuando las suyas pudieron merecer alguna objeción.
Era un hombre alto, prematuramente calvo, de trato muy medido y cortés que le daba una imagen señorial, así como su manera de proceder y su vestimenta que a pesar de su sencillez, (eran tradicionales su sobretodo negro, sus guantes de cuero con abrigo interior y su infaltable poncho de vicuña ) otorgaban a su presencia una característica y permanente respetuosidad. Poseedor de una cultura muy desarrollada, se puede decir que Feijoo fue un hombre nacido para dirigir, pues fundamentaba sus objetivos en un proceso de maduración muy elaborado, por lo que, una vez decidida la puesta en marcha para su concreción, era impensable lograr de él una rectificación ó desistimiento de sus propósitos. Es ilustrativa una anécdota que lo pinta de cuerpo entero y se refiere a la pileta de natación olímpica, que, construida en el año 1954 aún brinda sus servicios. Tratándose de un proyecto tan importante, formalizó un viaje a Alemania para interiorizarse de los últimos adelantos en la materia. Concretada la obra de acuerdo a las normas indicadas, surgieron comentarios contrarios a la misma, en el sentido de que la estructura no soportaría la presión de tan enorme cantidad de agua que debía contener. Tocado en su amor propio, José empeñó la palabra ante sus más conspicuos amigos, prometiendo que en caso de que el agorero pronóstico se concretara en realidad, procedería a su propia eliminación, y a tal efecto se instaló en la sala de máquinas del natatorio, munido de un arma de fuego con la cual se suicidaría. Conclusión: José no se suicidó y la pileta sigue soportando presión.
En línea con su sentido de la ética es dable recordar la postura asumida en el partido disputado con Huracán en el año 1971, con una derrota que nos costó el Campeonato y que de acuerdo a versiones nunca confirmadas se podía haber “arreglado”. De haber existido esa posibilidad, sin ninguna duda se habría negado rotundamente a aceptarla, ya que su concepto era – y así lo manifestaba - que los partidos se ganaban en la cancha, y aquel aciago día nuestro equipo no pudo ganar. Sin embargo, con resignada nobleza se hizo cargo de la derrota y soportó con entereza los injustos reclamos de quienes consideraban que una victoria, - aunque mal habida - justificaba una actitud deshonrosa sin reparar en que ese acto inmoral involucraba a la Institución en su conjunto.
En su actividad privada fue el mejor técnico de sonido de sus tiempos y su nombre figura en la mayoría de las películas filmadas por entonces. Esta circunstancia le permitía, - por las importantes remuneraciones que percibía - llevar una vida desahogada y sin preocupaciones, pero él renunció a ese bienestar para dedicar la mayor parte de su tiempo al Club, y sólo por breves períodos retomaba su profesión, para de ese modo obtener los recursos que le permitieran seguir subsistiendo.
Asumida su primera presidencia en el año 1970 se concretó la construcción del monumento que guarda los restos de Don Pepe en el “Recinto de las Celebridades” del Cementerio de Chacarita y simultáneamente las modificaciones estructurales del Estadio, exigidas por la ordenada para resguardo de los espectadores, lo que demandó una inversión no prevista de carácter importantísimo. A continuación, en el año 1971 se conviene la compra definitiva a Ferrocarriles Argentinos de las tierras que van desde la entrada por Reservistas Argentinos hasta el Barrio Kennedy, y se inicia la construcción de las bandejas inferiores de la Platea Norte, inauguradas provisoriamente en el año 1972 y concluidas un año después. En el año 1973 por decreto del Poder Ejecutivo Nacional se concede a nuestro Club la ocupación de las tierras donde se asienta actualmente el Polideportivo. En el año 1974, se logra la promulgación de la Ley 20.906, que constituye el derecho incuestionable de posesión de los terrenos antes citados, los cuales en la actualidad se encuentran ya escriturados a nuestro nombre.
La templanza de su carácter no le permitía desnudar sus arrebatos cualquiera fuera la circunstancia que le tocaba afrontar, pero tal vez haya sido la excepción a esa conducta la construcción del Polideportivo que lleva su nombre. En esa tarea Feijoo puso, además de la firme determinación que imprimía a todos sus actos, una importante dosis de pasión, que lindaba, - aunque esto pueda parecer ridículo – con el amor por esa porción de terreno que recorría diariamente, imaginando planes para convertirlo en la maravilla de que hoy disfrutamos, y, que a no dudarlo, fue la obra que más satisfacciones le reportó.
Fue generoso con todos menos con el mismo, fue honrado con todos y consigo mismo, fue piadoso y solidario sin reclamar igual trato, fue dueño de una hombría de bien que él desdeñaba fuera mencionada, respondió con dignidad y valentía cuando fue atacado, soportó con entereza las bajezas de la corrupción,... en fin, fue como quiso ser hasta el final, consecuente con sus ideas y principios, dueño de riquezas morales é intelectuales dignas de ponderación que nos han quedado como herencia, mientras que a él solo le quedaron ...¡su famoso poncho y algunas monedas para el colectivo de regreso que no llegó a tomar!
¡Que grande debió ser, que hasta el propio Amalfitani bautizado con el mismo nombre, se transformó en “Don Pepe” para que Feijoo fuera el “José” que quedara para siempre en la historia de Vélez Sarsfield!
En estos tiempos de globalización asumida, cuando se habla de gerenciamiento, sociedades anónimas y dirigentes rentados, cuando con indiferencia vemos que a las personas se les asigna un valor como a los objetos, - soslayando la vergüenza que tal estado de cosas debiera provocarnos - sería un deber ineludible el reflejarse en el ejemplo de hombres tan ilustres y esclarecidos, para que en el ejercicio de una sana reflexión, nos sea posible encontrar alguna aproximación a las conductas señeras de una historia que conocimos y hasta cierto punto compartimos, en la búsqueda del directo camino que nos conduzca a la grandeza del esperanzado porvenir que ellos soñaron.
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