Era el momento para dar una muestra de carácter. Era ése y no otro, porque tal vez el futuro se habría ennegrecido demasiado. Vélez mostró estirpe, pese a estar herido. Postura, aunque bien pudo ser doblegado. Entrega, pese a que las piernas empezaban a entumecerse debido al esfuerzo físico para intentar equilibrar la inferioridad numérica. Y empató. Y sonrió. Y depende de sí mismo para ser campeón. José Sand, después de una asistencia de Salvio, empujó la pelota a la red (Montoya manoteó, pero no alcanzó) y desató el delirio en el Sur. Soñaba, el equipo de Zubeldía. Y hubo otra explosión cuando Cubero alzó innecesariamente su brazo izquierdo para cubrir la pelota ante la marca de Velázquez y se fue expulsado. El local pudo liquidarlo varias veces. Merodeó el segundo gol. Pero no liquidó el partido. Y ahí estuvo su pecado. Porque Vélez fue un león herido. O un Tigre, que calza mejor con su técnico. Faccioli cometió una falta evidente en el área y Hernán Rodrigo López cambió penal por gol. Y por ilusión. Y por esperanza. Con este resultado, Lanús se quedó afuera de la pelea. Y Vélez, adentro.
Fuente: Diario Ole.-
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