Buenos Aires, Sábado 8 de noviembre de 2008.
(Prensa Vélez – Estadio José Amalfitani).
¿Cuántas chances más va a darte este campeonato Vélez? ¿Cuántas tantas más vas a desperdiciar preso de tu propia impotencia, de tu persistente irregularidad? Porque quizás ponerle palabras a una nueva derrota de Vélez en el campeonato, resulta una tarea que siempre va a generar muchos tantos interrogantes que quedarán titilando como una señal intermitente que parece nunca acabar.
Este punto es lo que más preocupa, porque Vélez vuelve a caer derrotado en este campeonato, ya suma unas cuantas caídas que lejos de ser un aprendizaje parece constituirse en un estado natural.
¿Dónde falla el equipo? ¿Por dónde se filtra el fútbol de un equipo que tiene la pelota, domina, pero que inevitablemente regala goles a sus rivales en un acto casi de caridad? Podríamos pasar la noche entera buscando atenuantes para una nueva derrota de Vélez, y siempre caeríamos en la misma respuesta; Vélez.
Porque muestra una irregularidad que la paga caro. Porque arranca dormido, porque desnuda sus falencias y le abre un abanico de golpes bajos a su rival que ante tamaña invitación no duda en empezar a soltar las manos. Sin guardia, como un boxeador viejo y malgastado sale el Fortín al ring. Y pierde. Porque va al golpe por golpe y baja la guardia y allí es donde el rival está invitado a un gran banquete. Errores conceptuales en la marca hacen que desde el arranque te encuentres mirando las luces y con la nuca en la lona.
Porque una vez más se ve falto de amor propio, ese valor fundamental para sacar fuerzas desde donde no hay o escasean. Este equipo parece rendido aún antes de pelear y eso es lo que duele. Porque no sirve de mucho que Fabián Cubero se pele el lomo dejando la piel en cada pelota dividida, en cada choque duro con el rival; si cuando se tiene la pelota no bajan ideas para generar peligro en el arco de enfrente.
Hoy Vélez mostró el repertorio de la mayor parte del Apertura. Dudas en el fondo, sequía ofensiva. ¿Pierde en las que no concreta? ¿Sufre por lo que recibe? Un todo y un todo. Con Jonathan Cristaldo inconexo, más un Juan Manuel Martínez que busca ser manija pero con una vuelta menos; la parte ofensiva de este equipo de Hugo Tocalli no lastima, juega lejos del arco y no preocupa. Más aún si la gran chance para descontar se va mansita a un costado cuando todavía quedaba un segundo tiempo para meter presión.
Con un fondo que parece sacar todo y que al mismo tiempo, con un aleteo de mariposa, pierde toda la marca y abre surcos deliciosos para el apetito voraz de los goleadores rivales. ¿Dónde se encuentra una respuesta para este Vélez?.
El Apertura regaló oportunidades a mansalva para este Vélez que una a una se dedicó a desperdiciar. La cercanía matemática con la punta se distancia notablemente por el faltante futbolístico en el stock de este plantel. Mientras tanto, la ilusión compra acciones en el Clausura 2009.
Vendrá Boca dentro de un poco más de una semana, esperando que esta ciclotimia irregular de este Vélez lo encuentre con proporciones épicas de aquella victoria en el Monumental, con los mismos nombres ya que poco cambió desde entonces.
La continuidad de un ciclo camina ya confirmada rumbo al Centenario. Allí, comenzarán las nuevas oportunidades que brindará el fútbol, y que seguramente esas no se desperdiciarán. Mientras tanto, se padecen los dolores de esta cambiante realidad.
Carlos Alberto Martino.
(Prensa Vélez – Estadio José Amalfitani).
¿Cuántas chances más va a darte este campeonato Vélez? ¿Cuántas tantas más vas a desperdiciar preso de tu propia impotencia, de tu persistente irregularidad? Porque quizás ponerle palabras a una nueva derrota de Vélez en el campeonato, resulta una tarea que siempre va a generar muchos tantos interrogantes que quedarán titilando como una señal intermitente que parece nunca acabar.
Este punto es lo que más preocupa, porque Vélez vuelve a caer derrotado en este campeonato, ya suma unas cuantas caídas que lejos de ser un aprendizaje parece constituirse en un estado natural.
¿Dónde falla el equipo? ¿Por dónde se filtra el fútbol de un equipo que tiene la pelota, domina, pero que inevitablemente regala goles a sus rivales en un acto casi de caridad? Podríamos pasar la noche entera buscando atenuantes para una nueva derrota de Vélez, y siempre caeríamos en la misma respuesta; Vélez.
Porque muestra una irregularidad que la paga caro. Porque arranca dormido, porque desnuda sus falencias y le abre un abanico de golpes bajos a su rival que ante tamaña invitación no duda en empezar a soltar las manos. Sin guardia, como un boxeador viejo y malgastado sale el Fortín al ring. Y pierde. Porque va al golpe por golpe y baja la guardia y allí es donde el rival está invitado a un gran banquete. Errores conceptuales en la marca hacen que desde el arranque te encuentres mirando las luces y con la nuca en la lona.
Porque una vez más se ve falto de amor propio, ese valor fundamental para sacar fuerzas desde donde no hay o escasean. Este equipo parece rendido aún antes de pelear y eso es lo que duele. Porque no sirve de mucho que Fabián Cubero se pele el lomo dejando la piel en cada pelota dividida, en cada choque duro con el rival; si cuando se tiene la pelota no bajan ideas para generar peligro en el arco de enfrente.
Hoy Vélez mostró el repertorio de la mayor parte del Apertura. Dudas en el fondo, sequía ofensiva. ¿Pierde en las que no concreta? ¿Sufre por lo que recibe? Un todo y un todo. Con Jonathan Cristaldo inconexo, más un Juan Manuel Martínez que busca ser manija pero con una vuelta menos; la parte ofensiva de este equipo de Hugo Tocalli no lastima, juega lejos del arco y no preocupa. Más aún si la gran chance para descontar se va mansita a un costado cuando todavía quedaba un segundo tiempo para meter presión.
Con un fondo que parece sacar todo y que al mismo tiempo, con un aleteo de mariposa, pierde toda la marca y abre surcos deliciosos para el apetito voraz de los goleadores rivales. ¿Dónde se encuentra una respuesta para este Vélez?.
El Apertura regaló oportunidades a mansalva para este Vélez que una a una se dedicó a desperdiciar. La cercanía matemática con la punta se distancia notablemente por el faltante futbolístico en el stock de este plantel. Mientras tanto, la ilusión compra acciones en el Clausura 2009.
Vendrá Boca dentro de un poco más de una semana, esperando que esta ciclotimia irregular de este Vélez lo encuentre con proporciones épicas de aquella victoria en el Monumental, con los mismos nombres ya que poco cambió desde entonces.
La continuidad de un ciclo camina ya confirmada rumbo al Centenario. Allí, comenzarán las nuevas oportunidades que brindará el fútbol, y que seguramente esas no se desperdiciarán. Mientras tanto, se padecen los dolores de esta cambiante realidad.
Carlos Alberto Martino.
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