Una nueva estrella...Liniers.-

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sábado, 7 de marzo de 2009

Candidato a la ilusión

Con un gol de Darío Ocampo en un primer tiempo perfecto, Vélez Sarsfield superó a Estudiantes de La Plata por la quinta fecha del Clausura. Después se retrasó, sufrió más de lo que debía, apretó los dientes y tuvo su merecido premio de seguir peleando bien arriba.

Buenos Aires, Viernes 6 de marzo de 2009.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Ciudad de La Plata)

“Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento...”, reza en sus estrofas con su canto el “Naranjo en flor”. Tanto tiene de comparación este tramo del recordado tango con la tarde platense que se regaló Vélez. Un Vélez que supo sufrir para saber lo importante que es defender a dientes apretados un triunfo que permita prenderse aún más en la ilusión. Un Vélez que después supo amar esta entrega, como también los primeros 45 minutos de un alto vuelo. Un Vélez que supo partir con tres puntos de oro para sus pretensiones y al fin andar sin pensamiento, aunque sea por unas horas colgado de la cima del campeonato.

Mucho se habló del encuentro que protagonizaron esta tarde Vélez y Estudiantes. El Fortín venía con el hambre intacta de sumar su tercera victoria consecutiva manteniendo los niveles óptimos de juego que mostraron sus figuras. En frente, el Pincha que venía más golpeado ante las bajas, sanciones y sus asuntos internos; pero que ostentaba un invicto en casa sin precedentes para el fútbol doméstico. Por lo tanto, Vélez no había marcado victorias en ese recinto enfrentando al rival de esta tarde.

Repitiendo equipo, Gareca confió en el fútbol de un equipo que más allá de salir de memoria en los nombres comienza a utilizar el mismo método para mover el balón dentro del campo de juego. Con salidas bien pronunciadas desde las bandas, con la buena movilidad de sus puntas y la solidez defensiva; se encuadran los valores fundamentales de este equipo.

Vélez arrancó mucho mejor en el campo de juego, proponía y jugaba; jugaba y no dejaba jugar. Todo pasaba por los pies de Zapata, que astuto, tocaba para Moralez, que hábil descargaba para alguno de los puntas; sino devuelta a empezar. Todo Vélez se movía con el perfecto sincro de las grandes orquestas. Llegaban las citaciones al arco de Andujar. Lo tuvo Cabrera con un formidable cabezazo desviado por el arquero pincha. Insistió Larrivey pero su frentazo salió desviado. Lo tuvo de nuevo el Bati que se iba solo presto a enfrentar a Andujar recibiendo una falta desde atrás que lejos de ser penal lo dejó sin chance de abrir el marcador. Todo era de Vélez. Estudiantes inquietó tan solo con una pelota parada, donde el cabezazo de la Gata Fernández que se fue pidiendo permiso por el palo derecho de Montoya.

A esa altura del partido, Vélez sufrió las sensibles bajas de dos piezas importantes en su esquema. Primero, Nicolás Cabrera debió abandonar el campo de juego tras trabar desde el suelo el balón y sufrir una importante lesión en su rodilla derecha que preocupa a todos. Luego, Maximiliano Moralez recibió una descalificadota patada desde atrás de Gastón Fernández que Bassi tan sólo castigó con una amarilla. Para colmo, Frasquito se tuvo que ir con un esguince de tobillo dejando a Vélez sin su creador de fútbol natural.
Mientras, Matías Sánchez se iba expulsado en Estudiantes por doble amonestación ante una falta gravísima sobre Larrivey. La pasividad del juez, le daba rienda suelta a juego brusco del local que sufrían en gran escala los jugadores de Vélez.

A cancha Darío Ocampo y Alejandro Cabral por los lesionados. Allí encontró Vélez la llave del triunfo, más precisamente en los pies del Monito Ocampo. Tras cuatro minutos de haber ingresado, Ocampo recibió una buena bola de Papa, que le permitió acomodarse y despachar un fulminante derechazo que se clavó bajo lejos del alcance de Andujar; y bien cerca del grito de gol de las almas velezanas con las que se abrazó para celebrarlo.

Vélez se merecía la ventaja, por lo que hacía dentro del campo de juego ante un rival que sólo se dedicó a pegar. Encima, Estudiantes tenía una chance bomba de regalo sobre el final del primer tiempo en los pies de Boselli que desactivo fantástico Germán Montoya. Una alerta de lo que sería el complemento.

Porque hay que reconocer, que si bien Vélez realizó unos excelentes minutos iniciales del encuentro; en el segundo acto colgó el traje de fajina y se puso el overol, agrandando a un Estudiantes que estaba con uno menos y que iba sólo por el empuje de su gente. Pero allí apareció el espíritu de este Vélez. Porque se desdobló en defender con uñas y dientes una victoria que necesitaba y merecía. Porque mostró nuevamente valores altos en el fondo y en el medio juego. Porque no se pueden hacer nombres sino se nombra al equipo. Porque cortó con un invicto de dos años de un equipo que parecía invencible en su casa. Porque consiguió mantener una ventaja que hace tan solo tres meses atrás la hubiese tal vez, perdido. Porque tiene alma y fuego sagrado para sumar esos puntos de los cuales nunca te vas a arrepentir. Porque tiene huevos más allá del fútbol. Pero ojo, alerta; porque ante la baja de Moralez y Cabrera perdió mucho fútbol y si bien Ocampo encontró el gol de la victoria, Cabral no encontró la manija del juego al punto de salir reemplazado en el complemento por Coronel.

Vélez sumó un capítulo más a esta historia que le sienta cada día mejor. Sufre más de la cuenta, sufre por las bajas que hoy le duelen y nos duele a todos. Será una gran medida saber si podrá reponerse de eso nada más ni nada menos, que ante River Plate en poco más de ocho días. Instancias que va superando para llamarse candidato a la ilusión. Pero igual, hoy tiene un buen motivo para celebrar. Después... ¿qué importa el después?.

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