Buenos Aires, Sábado 30 de enero de 2010.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).
El calor y la tarde jugaban una pieza perfecta para invitar al hincha hacia el estadio José Amalfitani. Era el debut del Fortín, en casa y nada más ni nada menos, que en el año centenario. La pilcha para la cita estaba impecable, con un diseño novedoso y centenario. Pero como esas historias a las que no le ponés un punto final cuando corresponde, la terminás sufriendo. Así en la vida como en el fútbol.
Estaba todo dado para ser una gran fiesta. Las banderas, el regreso al campo de juego de este equipo de Ricardo Gareca que nos acostumbró a las grandes hazañas; y si hablamos de regresos, que linda que pintaba la vuelta de Santiago Silva con la V azul intenso tatuada en el pecho. Porque el delantero uruguayo jugó su apuesta fuerte del regreso para revertir su última imagen con esta camiseta. Porque venía de ser el goleador del campeonato y para colmo, como frutilla del postre, se consagró campeón con Banfield; o como más le guste, fue campeón y tuvo el agregado de ser el goleador máximo del fútbol argentino. Da igual.
Y se lo notó encendido. Desde el arranque peleándolas todas, con el alma, rápido, ágil y punzante. Entró en juego lo justo y necesario en el primer tiempo, aguantando casi siempre la marca molesta de Jossimar Mosquera; y lo permisivo de un arbitraje paupérrimo del debutante en Liniers Patricio Loustau. Tanto que parecía perfecta la tarde, que después de tantos tiros de esquina desde la izquierda que amagaron coqueteando en las alturas con Zapata; en el segundo córner desde la derecha, Nico Cabrera la mandó al corazón del área para conectarse en soledad bien solo, con un Santiago Silva que le dijo más que sí al balón para dejar desaireado a Pozo y a los hinchas de Vélez por el primer grito de gol del 2010. A brindar con Cabrera, botín de por medio (que le valió una amarilla incomprensible). A reencontrarse con el aplauso y ese “u-ru-gua-yo” que bajó desde cada rincón velezano del Amalfitani.
Es que no dejó de ser una gran tarde de Silva, aún fallando el penal en el segundo tiempo que podría haber solucionado gran parte del encentro, con una victoria segura para Vélez. Quizo colocar el balón lo más lejos de Pozo, y de tan lejos le falló al arco. Pero de todas formas, el delantero aprobó el examen de la vuelta; más allá de la bronca de todos y la personal como lo remarcó en el vestuario tras el encuentro.
Porque además, si bien Vélez fue más en gran parte del encuentro; el equipo dentro del campo de juego y Gareca desde el banco, no supieron resolver la ausencia de Emiliano Papa (se retiró con un esguince de tobillo izquierdo a los 18 del primer tiempo). Ojo, la labor de Marco Torsiglieri por la izquierda fue impecable, soberbia; pero lo que le costó a Vélez de la ausencia de Papa fue en lo ofensivo. El Fortín perdió salida por ese lado y de ahí comenzó a flaquear el fútbol, porque Zapata se dedicó más a la contención y Maxi Moralez intentaba pero tenía mucho campo para recorrer.
En líneas generales a este Vélez le faltó rodaje, soltura y juego para llevarse los tres puntos. Pero sin dudas que pecó de no cerrar el encuentro en el momento justo, de no dar el golpe de nocaut que mande al rival a la lona. Tuvo la chance y la desperdició por esas cosas que tiene el fútbol; pero sin dudas que éste Vélez puede dar mucho más de lo que mostró, solo hace falta ver los nombres de la formación del equipo, el banco de suplentes y los nombres que estaban afuera que por molestias no pudieron jugar.
Es importante no dejar pasar por alto, la gran crisis que pareciera no tener fin en el arbitraje argentino. Pareciera ser inútil la idea de renovar el referato, con ejemplos claros como el de esta tarde donde a Patricio Loustau le pesó por demás dirigir el partido entre Vélez y Colón. Se le fue de las manos en más de una oportunidad el desarrollo del juego, sin luces para manejar a tantas figuras. Pobre, muy pobre.
Pasó el debut en el año centenario, con ese sabor a un poco más. Un año que tendrá como vedette principal y deseada a la Copa Libertadores de América; coqueteando con el Clausura por debajo de la mesa. Historias que deberá definir Vélez, ser el protagonista de su propio destino.
Carlos Alberto Martino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario