Cumplir 100 años. Es refugiarse de la lluvia un domingo de enero y empezar a soñar en grande. Es pasearse y merodear por los jardines del recuerdo. Es vestirse de aquel relato de un abuelo, tío o amigo; para echarle un vistazo a esa parte de la historia que el documento nos impidió ser contemporáneos. Es hablar de batallas ganadas, esas jornadas épicas donde el estandarte blanco con una V azul tatuada a fuego se alzó victorioso sin importarle latitudes ni escenarios. Cumplir 100 años es también contar las que se perdieron, los sueños que quedaron siempre con la frente bien en alta en el camino. Es confundirse en un abrazo interminable vaya a saber uno en que cancha y con que otro hermano velezano que comparte nuestra inmensa alegría. Es sentirse ganador; mucho más que eso, diferente.
Cumplir 100 años para una institución como Vélez Sarsfield es la confirmación del buen camino trazado y recorrido. Es moverse hoy en día en la estructura firme que ladrillo a ladrillo supo levantarse ayer; y que será el cimiento para continuar camino mañana. Es vestirse de Marín Moreno, de Don Pepe Amalfitani, de José Feijoo, de Raúl Gámez; y de tantos otros. Es tomar decisiones con la institución como primer objetivo; y que el segundo también siga siendo la institución. Porque eso, desde nuestra parte, es cumplir 100 años.
Es sentarse a ver un partido en aquella cancha de Basualdo, mientras un team de Vélez comienza a forjar desde el resultado una historia grande. Es alquilarse un palco en el Fortín para admirar a los Rugilo, los Spineto, los Huss, los Allegri, los Ferraro, los Willington, los Carone, los Bianchi, los Chilavert, los Cubero; y sentir que el fuego sagrado es el mismo mantenido inalterable, año tras año, fecha tras fecha, equipo tras equipo. Es tomar por asalto el Morumbí una noche perdida de Agosto y gritar bien fuerte que América se llama Vélez. O tal vez, irrumpir en la paz de oriente para posarse sobre las manos al mundo entero. Es rumbearse al destino deseado con la seguridad del éxito rotundo. Aquí o allá, sea donde sea; Vélez siempre fue Vélez.
Cumplir 100 años es sin dudas la certeza de estar en tiempo, condición y espacio para celebrar un evento de tamaña magnitud. Es disfrutar cada minuto que la cuenta regresiva nos marcaba desde la entrada principal, ansiosos por estrenar los tres dígitos en nuestra vida, en poder sumarle una estrella más al orgullo velezano que ya es una constelación. Es levantar una nueva copa cada día, para brindar por el pasado y por los tiempos que vendrán.
Cumplir 100 años para una institución prestigiosa como Vélez Sarsfield, es sinónimo de mucho más que grandeza. Salud Campeón! Salud por los 100 años de un Gran Vélez.
Cumplir 100 años para una institución como Vélez Sarsfield es la confirmación del buen camino trazado y recorrido. Es moverse hoy en día en la estructura firme que ladrillo a ladrillo supo levantarse ayer; y que será el cimiento para continuar camino mañana. Es vestirse de Marín Moreno, de Don Pepe Amalfitani, de José Feijoo, de Raúl Gámez; y de tantos otros. Es tomar decisiones con la institución como primer objetivo; y que el segundo también siga siendo la institución. Porque eso, desde nuestra parte, es cumplir 100 años.
Es sentarse a ver un partido en aquella cancha de Basualdo, mientras un team de Vélez comienza a forjar desde el resultado una historia grande. Es alquilarse un palco en el Fortín para admirar a los Rugilo, los Spineto, los Huss, los Allegri, los Ferraro, los Willington, los Carone, los Bianchi, los Chilavert, los Cubero; y sentir que el fuego sagrado es el mismo mantenido inalterable, año tras año, fecha tras fecha, equipo tras equipo. Es tomar por asalto el Morumbí una noche perdida de Agosto y gritar bien fuerte que América se llama Vélez. O tal vez, irrumpir en la paz de oriente para posarse sobre las manos al mundo entero. Es rumbearse al destino deseado con la seguridad del éxito rotundo. Aquí o allá, sea donde sea; Vélez siempre fue Vélez.
Cumplir 100 años es sin dudas la certeza de estar en tiempo, condición y espacio para celebrar un evento de tamaña magnitud. Es disfrutar cada minuto que la cuenta regresiva nos marcaba desde la entrada principal, ansiosos por estrenar los tres dígitos en nuestra vida, en poder sumarle una estrella más al orgullo velezano que ya es una constelación. Es levantar una nueva copa cada día, para brindar por el pasado y por los tiempos que vendrán.
Cumplir 100 años para una institución prestigiosa como Vélez Sarsfield, es sinónimo de mucho más que grandeza. Salud Campeón! Salud por los 100 años de un Gran Vélez.
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