Una nueva estrella...Liniers.-

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domingo, 15 de febrero de 2009

Sacate la mufa

Con un gol de cabeza de Roberto Nanni en el último segundo del descuento, Vélez Sarsfield alcanzó una merecida igualdad ante Argentinos Juniors en el Amalfitani. Había abierto la cuenta Sergio Ortigoza para el Bicho de penal. Respira en desahogo el Fortín.

Buenos Aires, Sábado 14 de febrero de 2009.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani)

Lo merecía y lo consiguió. Persiguió durante la mayor parte del encuentro eso que tanto escasea en el último instante a esta parte y cuando el reloj comenzaba a detener su marcha, se estampó contra la red que sostenía la cordura de todo un estadio que aguardaba por ese grito de gol.

El Vélez de Ricardo Gareca había hecho méritos suficientes (sobretodo en el complemento) para, por lo menos, llevarse un punto que será importante del choque ante Argentinos Juniors. Fue en el último suspiro, con el gramo de aliento final. Fue por lo alto, por el juego aéreo. Fue Roberto Nanni. Sí, aquel que tanto aguardó por retornar a ese viejo amor del gol que lo coqueteó en sus años mozos con esta misma casaca; y qué lindo día para reencontrarse cara a cara con el gol. Bienvenido San Valentín!.

Gol de Roberto Nanni y a sepultar algunos fantasmas que comenzaban la recorrida nocturna por el Amalfitani despertándose del descanso que ofreció la pretemporada desde el aquella pesadilla prolongada del Apertura de años atrás a esta parte.

Gol de Vélez y a sacarse la mufa, a desterrar la bronca de aquellos más de cinco partidos sin poder quebrar el cero en el arco rival. Gol, luego pienso.

Porque por momentos, Vélez se pareció al del año pasado casi como un calco más allá de los nombres nuevos. Porque sin dudas fue el que intentó siempre pensando en el arco rival; más teniendo en cuenta que Argentinos Juniors la única jugada neta de situación de gol fue la del penal que le fabrica Gabriel Hauche y que Germán Montoya compró al por Mayor. Sin embargo, con el balón en los pies de los que saben, la verticalidad de este Vélez fue horizontal y se limitó al toqueteo intrascendente; ese que nunca aprieta el acelerador.

Porque Maximiliano Moralez, decididamente la manija futbolística de este equipo, arrancó con las mejores intensiones pero se sacó del partido (o lo sacaron) con algunos toqueteos, empujoncitos y cositas poco tiernas a la pasada del volante Ortigoza. Desde entonces, Frasquito se dedicó al roce, al duelo personal y a olvidarse del partido; tanto que vio la amarilla por reaccionar a ese juego. Porque además, Ocampo no supo ser el socio de creación que espera Gareca, al punto que el entrenador optó por quitarlo del campo de juego y poner al Churri Cristaldo para ganar un poco más de peso arriba. Más peso que acompañe al solitario Rodrigo López que anda desencontrado con la pelota, como con falta de ubicación ante tanto terreno para el solo y los rivales que lo acechan. Más aún, con un Emiliano Papa que presentaba las facturas lógicas de su excursión francesa que tanta satisfacción nos dio. Maniatado desde el cansancio, fueron contadas las veces que Papa se pareció a aquel que escalaba incansable por su carril izquierdo. De todos modos, cerquita de él, Waldo Ponce (otro que corrió el mismo raid seleccionado) se mostró afilado en la marca convirtiéndose en uno de los mejores de la tarde. Entonces, sin ideas claras plasmadas en el campo de juego, Vélez iba pero era un deja vú de lo que nunca quiso ser.

Pero este equipo de Gareca comienza a mostrar diferencias con el Vélez de un tiempo atrás, un cambio que empieza desde el fondo. Allí fue donde el equipo construyó el empate, con la solidez de Sebastián Domínguez y Waldo Ponce, figuras del encuentro; quienes sólo tuvieron una distracción y que costó caro. Luego dueños del campo sostuvieron e hicieron respirar a su equipo y a todo el estadio.

Entonces fue por inercia. Sin luces pero con alma, algo que la gente supo gratificar al final del encuentro envolviendo en aplausos a los jugadores.

Poco brilló este Vélez. Mucho deberá mejorar. Sumar de a uno te aleja aunque se sume; y mucho más es la distancia cuando ese punto se suma en casa. De todas formas sirve. Es útil para sacarse la mufa y poder gritarle al viento las sonetos de esta ilusión.

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