Una nueva estrella...Liniers.-

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domingo, 14 de diciembre de 2008

Se terminó la pesadilla

Vélez continuó sumergido en el mal sueño que vivió durante todo el 2008 y cerró la parte del año que vive el Apertura con un duro golpe ante Huracán que lo goleó 3 a 0, en la vuelta al Tomás A. Ducó. Un torneo olvidable que pedía a gritos despertarse

Buenos Aires, Sábado 13 de diciembre de 2008.
(Prensa Vélez – Estadio Tomás A. Ducó).

Figurita repetida. Imágenes que se superponen unas a otras continuas, dejando la misma impresión, el mismo efecto. Lamentablemente, durante este Torneo Apertura, ver retirarse a los jugadores de Vélez con la cabeza gacha, con la mirada perdida en el césped, con la camiseta dentro de su boca masticando con bronca, con los brazos caídos en clara señal de derrota. Y lo más lamentable, es que pareciera volverse una costumbre este acto final.

Durante la semana se fueron bajando soldados de la última batalla por el honor en el campeonato; una última chance de recomponer la ropa, acomodarse el pelo y terminar lo más lindo posible un año que fue bastante feo.

Apurando el paso para que el de esta tarde sea sólo un trámite, de intentar ganarlo con una imagen digna y cerrar el capítulo del 2008 con una sonrisa. En definitiva, nada de eso ocurrió. Otra vez las manos vacías y llenas de furia que se aprieta fuerte desde la impotencia.

Porque hoy salió a la cancha un equipo con la camiseta blanca y una bifurcada V en dos tonos de azules, que en algún momento supo ser Vélez; y que en la tarde que marcaba el regreso al Tomás A. Ducó, se olvidó de aquellas buenas actuaciones que supo cosechar en ese recinto. Porque quizás sea tiempo de buscarle explicaciones a este momento de Vélez; o tal vez, sea momento para enfriar la cabeza (y el corazón), dejar correr el agua, y empezar de nuevo.

Caer en el comentario del encuentro, sería convertirse en redundante. Comenzar con los interrogantes que persiguieron a estos informes durante gran parte de este año (excepto en el Monumental o en la Bombonera), rozaría lo denso. Más aún, si el encuentro ante Huracán con goleada incluida es el mejor/peor ejemplo de la irregularidad que mostró Vélez durante el semestre, agravada con tres derrotas consecutivas sobre el cierre del campeonato. Hablar de lo que se vivió esta tarde, será mejor dejarlo en la memoria que busca siempre la excelencia en mejorar. Sí, quizás poner un punto de alarma y sentar precedente. Promover juveniles a primera, darles ese primer sabor dulce es tan hermoso como inolvidable; pero no hay que confundirse. Hacerlos debutar con la necesidad de un 0-3, no es un buen momento para recordar. Por lo menos para un chico que vive ese instante tan fuerte; y menos para un equipo que necesita foguear a esos frutos sin la necesidad de arrojarlos al asador. Aprender.

En definitiva, lo mejor que podía pasarle a Vélez este año, era que justamente se termine; quizás no de esta forma, pero lamentablemente era necesario el fin. Fin.

Comienza una nueva etapa. Se abre un nuevo capítulo con aquellos aires perfumados de gloria noventosa que viene a ponerle grandes dosis de ilusión al modernismo post 2000. Vendrá una nueva cabeza a comandar el destino futbolístico de este grande que es Vélez; a enderezar el rumbo del cual nunca debió alejarse, el de la senda del triunfo.

Mucho deberá mejorarse, mucho se mejorará. Lo que nunca debe faltar es la sagrada responsabilidad y el orgullo incalculable de vestirse todos los domingos de jugador del Club Atlético Vélez Sarsfield, para saltar al campo de juego a dejar hasta la última gota de sudor por los colores.

Lo que seguramente nunca va a faltar, es el aliento de cada alma velezana que en esta tarde para el olvido no se olvidó del orgullo y la responsabilidad de llevar tatuada en la piel la camiseta del Fortín, para saltar desenfrenado alentando hasta desgarrarse la garganta al equipo, más allá de cualquier resultado. Más allá de cualquier pesadilla.

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