Una nueva estrella...Liniers.-

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sábado, 6 de diciembre de 2008

Olvidame

Vélez acusó nuevamente una falta importante de ideas que se sumaron a dos fallos que derivaron en los goles de Diego Lagos y José Sand, para un Lanús que sueña con el campeonato. El hoy equipo de Pedro Larraquy, sigue sin rumbo esperando el final.

Buenos Aires, Viernes 5 de diciembre de 2008.
(Prensa Vélez – Estadio José Amalfitani).

Duelo de viernes entre dos equipos de realidades tan dispares como el color de sus camisetas. Paradójicamente, el conjunto de tinte oscuro en su distintivo supo ser más claro dentro del campo de juego que el oscuro blanco del conjunto de Liniers. Así, detalles más o menos, se podría enmarcar un encuentro que agudizó más el cuadro de situación crítico de este equipo hoy dirigido por Pedro Larraquy.

Quizás, porque Vélez no supo como reponerse a tiempo de esta ciclotimia crónica que lo hace penar por el campo de juego. De todos modos, cuando se habla de despertar del equipo no se hace referencia a este encuentro, sino mucho antes en el Apertura.

Tal vez, porque no supo asimilar la transición de 48 horas desde la partida de Hugo Tocalli al ingreso del Cuerpo Técnico (una vez más) interino, cuando las explicaciones escasean y el tiempo para el replanteo suele también ser pequeño.

A lo mejor, porque mostró la misma peor cara que ya se le hizo carne en el Amalfitani más allá del cambio de la cabeza de grupo sentado en el banco de suplentes o deambulando cerca de la línea de cal.

Poco cambió el equipo en base a la receta que había dejado Tocalli durante la semana antes de hacer las maletas; tan sólo una corrección de ubicaciones en el enroque entre Waldo Ponce y Mariano Uglessich, cada cosa en su lugar. El resto, los mismos once; el mismo resultado.

Porque Vélez se encontró con un equipo que sabe lo que busca y no es casualidad la posición en la tabla que ostenta por estas horas. Con simpleza y con orden, el Grana del juvenil Zubeldía, se puso a tiro de Boca ya que sin muchas virtudes sumó lo que el Fortín del buen Larraquy padeció maniatado por su propia impotencia, como un náufrago en medio de la clasificación.

Nuevamente la falta clara de un generador de fútbol, un ideólogo en tres cuartos de cancha rival privó a Vélez de ostentar más en el resultado. Así y todo, se las ingenió en el arranque para preocupar a un Lanús que prácticamente no había transpirado y ya gritaba el primero de su ilusión, con el pibe Diego Lagos que pasa por un gran momento. Porque Vélez, una vez más (y ya suman tantas) se regaló en la última línea y lo pagó definitivamente muy caro.

Para colmo, cuando no andás fino le pifiás hasta a un elefante a tres metros. Zapata metió una bomba de zurda y el palo salvó a un Bossio que tenía que ir a buscarla adentro. Cabrera remató en la segunda jugada tras el palo y el arquero esta vez se tuvo que esforzar para arrastrase y mandarla al córner. No sale y da la sensación que no va a salir una. Así estaba Vélez.

Encima, como si fuera poco, cuando Vélez se disponía a apretujar contra su arco a Lanús en el complemento; Sand agarró una pelota en la puerta del área y haciendo alarde, sacado chapa de sus 14 goles en el Apertura, sacó un zurdazo para marcar el segundo de la tarde y uno más en su cuenta personal de top scorer. Sumale, los 49 años que el conjunto del Sur no cantaba victoria en Liniers. Mamita!.

De a poco Vélez, con el impacto justo del gol, se fue encerrando preso de su propia maraña, se reiteró en el toqueteo intranscendente y los centros a destinatarios esquivos. Una a una se dilapidaba las pocas situaciones de un partido que se apagaba encendiendo la algarabía de la parcialidad visitante que sueña y tiene bien merecido el sueño.

Definitivamente y cuesta un poco admitirlo, lo mejor que le puede pasar a Vélez en este semestre es que termine el campeonato. Sin chances de nada, lo único que se consigue es estirar la agonía de lo que quiso y no pudo ser. Mientras, resuenan los ecos de la voz gastada de Daniel, el “Cordobés”, en el recuerdo de aquellos primeros años de gloria parpadeando en la noche del Amalfitani que de a poco se apagaba.

Todavía resta un partido, aún un peldaño más para cerrar un semestre que de tan irregular tienta a perderse en el olvido, un olvido de Vélez que se olvidó de despertarse.


Fuente: Sitio Oficial.-

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