Una nueva estrella...Liniers.-

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lunes, 9 de agosto de 2010

El regalo es nuestro

En el día del niño y en el debut del Apertura, Vélez Sarsfield reafirmó la paternidad sobre Independiente con la gran victoria en el Amalfitani por 1 a 0, con un tanto de cabeza del uruguayo Santiago Silva, que festejó regalando chupetines a la platea velezana. El equipo de Gareca mostró grandes niveles de jugadores en un resultado al que le faltaron un par de goles más.

Buenos Aires, Domingo 8 de agosto de 2010.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio José Amalfitani).

Tanto tiempo para verte, Fortín. Tanto que el regreso no podía ser de otra forma. Con la mejor pilcha, con las ganas locas de verte nuevamente pisando el césped del estadio Amalfitani. Todos, tantos que no podía faltar nadie.

Lejos quedaba la resaca mundialista y las maratónicas contrataciones de los rivales en este camino por el Torneo Apertura. Cerca, muy cerca; esperaba un Vélez que redujo su plantel y sumó calidad antes que cantidad con los arribos de Augusto Fernández y Fernando Ortiz. A diferencia y casi en la otra vereda, la realidad de un Independiente que se anteponía en el debut del Fortín, con varios refuerzos ante la necesidad de volver a ser.

Porque a Vélez sólo le faltó capitalizar en goles la tremenda supremacía que plasmó en el campo de juego ante un Independiente que no fue ni la sombra de lo que pretendía. Porque sin lugar a dudas que el gol que anotó Santiago Silva para poner el resultado final por la mínima diferencia, en líneas generales, pareció valer por tres y redondear una goleada.

Porque en un Fútbol Argentino cada vez más mediocre, triunfó el trabajo a largo plazo, la continuidad de un proyecto que ha pasado por sus horas difíciles con la eliminación ante las Chivas de la Copa Libertadores; pero que sin embargo se apostó por el camino trazado, por el andar consolidado de la continuidad. Porque se apuesta a todo con armas simples y legales. Porque este Vélez es mucho más que las contrataciones de figuritas de turno de los otros. Mucho más.

Es más de atrás para adelante y viceversa. Porque Gareca apuesta y Vélez gana. El entrenador movió el tamiz para encontrar la versión más depurada de este equipo. Porque en cada una de las líneas reafirmó la idea de seguir a muerte por el mismo camino. Entonces, Marcelo Barovero se pone el traje de titular y más allá de un par de intervenciones, casi no la tocó porque el equipo se encargó de que llegue el menor peligro posible a su arco. Porque Cubero es solidez y experiencia, porque Seba Domínguez se repuso de una dolencia que le impidió realizar la pretemporada a la par de los compañeros y estuvo mejor que nunca; porque Otamendi sin las luces mundialistas cumplió y fue sólido en su puesto; porque Emi Papa no se cansa y en ese ir y venir sacudió el arco de Gabbarini tras una buena pared con Somoza. Porque el mismo Somoza fue referente y una de las figuras compartiendo podio con Víctor Zapata que dejó todo en el trabajo desde las sombras, el que no se ve. Porque Augusto Fernández cuajó perfecto en el esquema y con su calidad intachable arrancó las palmas del hincha de Vélez cuando fue reemplazado por Díaz. Porque Maxi Moralez es el motorcito de equipo, el Burro Martínez lo impredecible para cualquier defensa y el Tanque Silva el depredador voraz del gol que no se casa de mandar el balón a la red y salir de festejo. Porque para colmo, entra Cristaldo y está en un nivel superlativo. Si Vélez hubiera marcado un segundo gol, el autor no podría ser otro que el Churry ya que contó con dos muy claras. Porque más allá de destacar a estas individualidades, el conjunto sobresale con un fútbol muy bueno para estas alturas del campeonato, cuando todos buscan soltarse. Vélez anda suelto y quiere dar el zarpazo.

Repase donde repase, Vélez fue mucho más que un pálido Independiente al cual su flamante entrenador Daniel Garnero, jamás le encontró la vuelta. Sin circuito de juego, Vélez le achicó los espacios y terminó manejando el balón a destajo. Mientras, un nervioso equipo de Avellaneda intentaba pero lejos del arco de Barovero, tan cerca del suyo que Gabbarini fue figura. Encima, perdió a Julián Velázquez preso de su nerviosismo por una falta grosera a Santiago Silva desde atrás. Baldassi no dudó: roja y a las duchas.

Párrafo especial para el autor del único gol del partido. Ganando en lo alto buscando el premio a la entrega y al sacrificio a la orden del equipo. Santiago Silva se gana día tras día el grito sagrado de su nacionalidad en la voz del hincha velezano que hoy lo idolatra y lo valora. Saltando más alto que nadie para decirle que “sí” al balón y alejarlo del alcance del arquero rojo. Con el gesto fantástico de celebrar con golosinas por el día del niño, justo en el día que Vélez reafirmaba su eterna paternidad con el Rojo de Avellaneda.

Hoy todo el mundo del fútbol hablará del gran momento de Vélez. Un momento que no pertenece al rango de las casualidades. Nada de eso. Una vez más Vélez demostró que por el buen camino se llega a buen puerto. Es sólo el comienzo.

Carlos Alberto Martino.

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