Buenos Aires, Domingo 8 de noviembre de 2009.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Dr. J. L. Meiszner).
La previa venía cargada de información extra que hacía del encuentro de esta tarde un plato más que jugoso para deleitarse. Por un lado, llegaba este Vélez de Ricardo Gareca, Campeón de la Argentina, que entre el cansancio y la derrota del jueves que lo dejó fuera de la Sudamericana en la altura de Quito, se convertía en una combinación no del todo saludable. Por el otro, aparecía el Estudiantes de Alejandro Sabella, Campeón de América, que con la tranquilidad de la única competencia aguardaba fresco y tranquilo, mientras comienza a pensar en el viaje a Dubai. Todo este plato principal, sumado a la idea del técnico del Fortín en darle descanso a sus titulares para afrontar lo que vendrá y disponer de una formación alterna para visitar al Pincha en su localía con cede en Quilmes. La mesa estaba servida.
Un partido que viró en su desarrollo desde el cambio de liderazgo del visitante en los primeros minutos, hasta el desenlace con toque incluido (por más que duela) del local. Porque Vélez arrancó atrevido en el comienzo de las acciones. Bien parado en el fondo, con salidas rápidas de Cabrera por derecha y Vélazquez por izquierda; inquietando al fondo platense. Así la gran multitud de hinchas velezanos que fueron a dar su aliento hasta el Sur del Gran Buenos Aires tras la eliminación de la Sudamericana, se permitía soñar con una actuación de un equipo son carteles como lo había hecho en Tucumán. Sin embargo, la falta de peso ofensivo con el correr de los minutos, a causa de los muy bajos rendimientos de Jonathan Cristaldo y Rolando Zárate, sumados a la leve desaparición de Velázquez; llevaron al rival a despertarse, reaccionar adelantándose en el terreno de juego. Más allá de la falta a Somoza que no se animó a cobrar Abal antes de la falta a Verón que derivó en el primer gol de Estudiantes; la defensa del Fortín marcó mal y pagó el precio de enfrentar a un rival sólido, acomodado y con personalidad. Desde ahí, el encuentro cambio de rumbo y de manos.
Porque ese Vélez prometedor, el de las variantes que desde la confianza probó Gareca, se diluyó con el correr de los minutos, convirtiéndose entonces sí, el del mote de Vélez alternativo. Porque se reiteró en errores, en desesperación, sin ideas y con muchas dudas para jugar el balón. Porque ya no conectaba en la descarga y debía sufrir las embestidas de un Estudiantes que bien entonado por la ventaja se tentaba con el arco defendido por Montoya. Porque fueron escasas las veces que ganó en le mano a mano, provocando por ende una merma contable de llegadas al área penal de Damián Albil. El Fortín sufría y se iba al descanso con una ventaja mínima en el marcador.
Para el complemento la historia supo ser la misma, pero agudizada por el juego del equipo de Sabella. Sin variantes, el equipo de Gareca intentó lo que no llegaba y comenzaba una vez más a descreer de lo que realizaba. Entonces paciente, Estudiantes comenzó con toques a construir la goleada. Pase a Boselli, que se tomó todo su tiempo y sin marca para colocar la pelota lejos de Montoya; dieciséis toques para habilitar al Chino Benítez que le puso un tres dedos al tercer gol de la jornada. La ecuación no daba favorable bajo ningún punto de vista en el Sur.
Si bien la derrota fue justificada por el juego de Estudiantes, lo que preocupa fue la sensación de entregado que mostró el equipo, casi sin antecedentes previos; por lo menos no este equipo de Gareca. Porque en lo que va de mandato del Tigre, nunca un rival le ganó por 3 goles de diferencia. Porque este equipo no estaba acostumbrado a perder y acumula 4 derrotas en poco menos de dos meses, teniendo en cuenta Copa y Campeonato. Si bien, hoy no fueron los mismos once que el jueves; la estadística habla y pide ser escuchada. Escuchar a todos, los que no jugaron, los que sí lo hicieron, los que deciden, los que acompañan; todos. No te des por vencido, Campeón. No es tu costumbre, tu estirpe, tu lucha. Fuimos siempre por más y esta no es para nada la excepción.
Los golpes dejan marcas porque Vélez evidenció el impacto que produjo una derrota tan dura desde la ilusión como la sufrida ante Liga de Quito. Porque el cansancio también jugó sus cartas y te hizo llegar tarde en la escalada a la cima del Apertura.
Esperemos que éste golpe sufrido ante Estudiantes no tenga esos tintes de la mejor conexión boxística de nocaut; y sea el sopapo justo y necesario para darse cuenta que se puede perder el último tren de la esperanza que supo ser doble y que hoy apunta a un solo destino.
Ese tren partirá el próximo sábado; con salida desde la estación Florencio Sola de Banfield y con las 20.10 como horario de partida. Vélez tiene y debe tomarlo. Hay un deseo que pido siempre que pasa un tren…
Carlos Alberto Martino.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Dr. J. L. Meiszner).
La previa venía cargada de información extra que hacía del encuentro de esta tarde un plato más que jugoso para deleitarse. Por un lado, llegaba este Vélez de Ricardo Gareca, Campeón de la Argentina, que entre el cansancio y la derrota del jueves que lo dejó fuera de la Sudamericana en la altura de Quito, se convertía en una combinación no del todo saludable. Por el otro, aparecía el Estudiantes de Alejandro Sabella, Campeón de América, que con la tranquilidad de la única competencia aguardaba fresco y tranquilo, mientras comienza a pensar en el viaje a Dubai. Todo este plato principal, sumado a la idea del técnico del Fortín en darle descanso a sus titulares para afrontar lo que vendrá y disponer de una formación alterna para visitar al Pincha en su localía con cede en Quilmes. La mesa estaba servida.
Un partido que viró en su desarrollo desde el cambio de liderazgo del visitante en los primeros minutos, hasta el desenlace con toque incluido (por más que duela) del local. Porque Vélez arrancó atrevido en el comienzo de las acciones. Bien parado en el fondo, con salidas rápidas de Cabrera por derecha y Vélazquez por izquierda; inquietando al fondo platense. Así la gran multitud de hinchas velezanos que fueron a dar su aliento hasta el Sur del Gran Buenos Aires tras la eliminación de la Sudamericana, se permitía soñar con una actuación de un equipo son carteles como lo había hecho en Tucumán. Sin embargo, la falta de peso ofensivo con el correr de los minutos, a causa de los muy bajos rendimientos de Jonathan Cristaldo y Rolando Zárate, sumados a la leve desaparición de Velázquez; llevaron al rival a despertarse, reaccionar adelantándose en el terreno de juego. Más allá de la falta a Somoza que no se animó a cobrar Abal antes de la falta a Verón que derivó en el primer gol de Estudiantes; la defensa del Fortín marcó mal y pagó el precio de enfrentar a un rival sólido, acomodado y con personalidad. Desde ahí, el encuentro cambio de rumbo y de manos.
Porque ese Vélez prometedor, el de las variantes que desde la confianza probó Gareca, se diluyó con el correr de los minutos, convirtiéndose entonces sí, el del mote de Vélez alternativo. Porque se reiteró en errores, en desesperación, sin ideas y con muchas dudas para jugar el balón. Porque ya no conectaba en la descarga y debía sufrir las embestidas de un Estudiantes que bien entonado por la ventaja se tentaba con el arco defendido por Montoya. Porque fueron escasas las veces que ganó en le mano a mano, provocando por ende una merma contable de llegadas al área penal de Damián Albil. El Fortín sufría y se iba al descanso con una ventaja mínima en el marcador.
Para el complemento la historia supo ser la misma, pero agudizada por el juego del equipo de Sabella. Sin variantes, el equipo de Gareca intentó lo que no llegaba y comenzaba una vez más a descreer de lo que realizaba. Entonces paciente, Estudiantes comenzó con toques a construir la goleada. Pase a Boselli, que se tomó todo su tiempo y sin marca para colocar la pelota lejos de Montoya; dieciséis toques para habilitar al Chino Benítez que le puso un tres dedos al tercer gol de la jornada. La ecuación no daba favorable bajo ningún punto de vista en el Sur.
Si bien la derrota fue justificada por el juego de Estudiantes, lo que preocupa fue la sensación de entregado que mostró el equipo, casi sin antecedentes previos; por lo menos no este equipo de Gareca. Porque en lo que va de mandato del Tigre, nunca un rival le ganó por 3 goles de diferencia. Porque este equipo no estaba acostumbrado a perder y acumula 4 derrotas en poco menos de dos meses, teniendo en cuenta Copa y Campeonato. Si bien, hoy no fueron los mismos once que el jueves; la estadística habla y pide ser escuchada. Escuchar a todos, los que no jugaron, los que sí lo hicieron, los que deciden, los que acompañan; todos. No te des por vencido, Campeón. No es tu costumbre, tu estirpe, tu lucha. Fuimos siempre por más y esta no es para nada la excepción.
Los golpes dejan marcas porque Vélez evidenció el impacto que produjo una derrota tan dura desde la ilusión como la sufrida ante Liga de Quito. Porque el cansancio también jugó sus cartas y te hizo llegar tarde en la escalada a la cima del Apertura.
Esperemos que éste golpe sufrido ante Estudiantes no tenga esos tintes de la mejor conexión boxística de nocaut; y sea el sopapo justo y necesario para darse cuenta que se puede perder el último tren de la esperanza que supo ser doble y que hoy apunta a un solo destino.
Ese tren partirá el próximo sábado; con salida desde la estación Florencio Sola de Banfield y con las 20.10 como horario de partida. Vélez tiene y debe tomarlo. Hay un deseo que pido siempre que pasa un tren…
Carlos Alberto Martino.
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