Una verdadera final. En el Amalfitani se vivió una fiesta del fútbol. Y más allá de que Maxi Moralez clavó el 1-0 final para decretar la victoria de Vélez sobre Huracán, y que consagró campeón del Clausura al equipo de Ricardo Gareca, el verdadero campeón fue el público, el fanático del fútbol, el amante de la pelota. Todos los hinchas son campeones gracias a Vélez y a Huracán. El azar decidió que los dos mejores equipos del campeonato se enfrentaran en la última fecha para definir el título, y si bien las estadísticas dirán para siempre que El Fortín se llevó los laureles, el verdadero triunfador es el espectador que disfrutó de una definición apasionante. La final tuvo todos los condimentos. En el primer tiempo pasó de todo. A los 9, Eduardo Domínguez, un ex Vélez, cabeceó a la red. Pero Gabriel Brazenas, protagonista directo del partido, decidió anular el gol por posición adelantada. Primer error clave del árbitro del partido. Sin embargo, aunque la chapa mostraba el 0-0, en el inicio Huracán era mejor. Por manejo de la pelota, por control y por convicción. Sin embargo, el local, de a poco, emparejó el juego. No pudo demostrar demasiado, es que a los 19 fue el clima el que apareció en el Amalfitani, el escenario de este drama. El cielo se puso negro y el juez Brazenas tuvo que suspender momentáneamente el partido por la caída de ¡granizo! Piedras, cubitos de hielo, como los que alguna vez los hinchas de Boca le tiraron a Alfio Basile, "para el whisky". Pero esta vez fue obra de la naturaleza. El parate le vino mejor a Vélez. Después de casi media hora de espera, el cielo le dio un respiro al partido. Se reanudó el juego y a los tres minutos Martínez ingresó en el área y Arano le cometió un penalazo. Esta vez acertó Brazenas, pero el que falló fue Hernán Rodrigo López. El remate desde los doce pasos del uruguayo fue adivinado por el arquero Monzón. El uno del Globo se arrojó sobre su derecha y desvió el disparo al tiro de esquina. De ese córner, encima, López metió un cabezazo con destino de red, pero Arano despejó en la línea. Sobre el final, Huracán pudo abrir el marcador. Otra vez Domínguez metió un cabezazo en el área, pero el travesaño le ahogó el grito. Y Montoya se quedó con el gol en el rebote que conectó Defederico. El zurdito, después, en una gran jugada individual, volvió a equivocar el destino y su toque se fue apenas afuera. En el complemento, Vélez salió más decidido que Huracán. El local presionaba arriba y recuperaba rápido la pelota, mientras que el Globo, que con el empate era campeón, se refugiaba cada vez más contra el arco de Monzón. Entonces Vélez tenía la pelota, aunque sin ideas para vulnerar a la buena defensa de Huracán. Y los de Cappa apostaban a un contragolpe en los pies de Pastore o de Defederico. Gareca no aguantó más y mandó a la cancha a Larrivey por Gastón Díaz primero y a Velázquez por Martínez después. Con más ganas que fútbol, Vélez asediaba a un Huracán que esperaba por un final feliz. Sin embargo llegó la jugada más polémica del partido, cuando quedaban siete minutos para el final. Pelotazo, López la peina, Larrivey se arroja con los pies para adelante ante la salida de Monzón en el área. El delantero pareció cometerle una falta alevosa al arquero que no pudo contener el balón y quedó adolorido en el piso. La pelota le quedó servida a Maxi Moralez que definió cruzado y selló el 1-0. En el festejo alocado, el Enano se sacó la camiseta, recibió el abrazo caluroso de sus compañeros y se fue expulsado, ya que estaba amonestado. Mientras tanto, Angel Cappa, furioso, se insultaba con algunos dirigentes locales y con el árbitro Brazenas. En el final, Vélez supo aguantar la ventaja y se coronó campeón del Clausura. Jugaron dos campeones, pero sólo puede haber un ganador
Fuente: Clarin.-
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