Los festejos del plantel de Vélez y sus hinchas no se hicieron esperar y comenzaron apenas terminó el partido, con numerosos "infiltrados", lo que ya parece una costumbre del fútbol argentino.Se metió tanta gente a la cancha que los jugadores de Huracán tuvieron la oportunidad de "sacarse" de encima a varios, por ejemplo Carlos Arano, quien se manoteó con uno, aunque siempre estuvo un joven de conjunto deportivo rojiblanco y pelo largo dispuesto a custodiar a sus muchachos.Incluso el entrenador Angel Cappa se plantó firme frente a los que se querían meter con intenciones non sanctas, pero el muchacho de cabello largo se encargó de repartir todo el tiempo, a veces bien escoltado por la policía.En la confusión del final, los jugadores visitantes arrojaron las camisetas a sus hinchas y eso les sirvió de consuelo a la tremenda frustración. Y los locales dieron rienda suelta a una fiesta que ya estaba preparada.La fe del hincha de Vélez fue total en todo momento, llenaron la cancha, llegaron a hora temprana, ensayaron sus cánticos clásicos y terminaron celebrando. Y viendo los fuegos de artificio que surgieron detrás de la tribuna visitante.Un amplio operativo de seguridad no fue suficiente para impedir la invasión a pesar de que los bomberos arrojaron agua a las dos tribunas. Pero mientras unos ingresaban por los alambrados, los "barras" lo hicieron directamente a través del acceso de vestuarios, por donde un pudieron ingresar, por ejemplo, los periodistas.La policía, dividida en agentes comunes, personal de infantería e incluso vestidos de civil, detuvo a decenas que en un total de cincuenta eran "amontonados" cuando se producía la desconcentración.Las vueltas olímpicas fueron varias, así como el festejo en un estrado, con la copa de aquí para allá y los jugadores se distinguían porque vestían solamente ropa interior.Después siguieron las "rondas" y finalmente, sí, las declaraciones, la hora de las notas periodísticas y los agradecimientos."El Tigre" Ricardo Gareca, hoy consagrado como DT triunfador, se fue a los vestuarios golpeándose el corazón, de cara a la platea norte baja, donde todo era bullicio y alegría.Los visitantes "se bancaron" la derrota con hidalguía y un grupo importante esperó hasta el final, tal vez con la esperanza de ver de nuevo a los suyos recibiendo medalla de plata, acaso desorientados.Ya de noche, los cánticos de victoria siguen por todo Liniers, en la Juan B. Justo, por Rivadavia, en la estación e incluso en el hipermercrcado de enfrente, donde también se cantó por Vélez campeón
Fuente: eldia.com.ar
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