Una nueva estrella...Liniers.-

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viernes, 16 de abril de 2010

Vélez mostró su jerarquía con una goleada y sigue firme en la Copa

Venció por 4-0 a Deportivo Italia de Venezuela en el Amalfitani, con goles de Zapata, Rodrigo López -2- y Papa. De esta manera ganó el Grupo 7 con 13 puntos, dos más que Cruzeiro que igualó 1-1 ante Colo Colo en Chile, y se clasificó para los octavos de final.

El triunfo fue un desahogo para Vélez. Porque logró quebrar una racha de cuatro partidos sin triunfos. Porque volvió a convertir después de 474 minutos. Porque el pase a octavos de final mantiene intacto el sueño de ganar otra vez la Copa Libertadores, justo en el año de su Centenario. Pero este momento futbolístico de Vélez, que no es el del inicio del año, y que está lleno de imprecisiones, forma parte de un presente preocupante. Es cierto: goleó (el 4 a 0 fue un tanto exagerado) y con el empate entre Colo Colo y Cruzeiro se clasificó primero en el Grupo 7. Igual, al margen de esta gran alegría, Vélez necesita recuperar la memoria para volver a ser el candidato de todos.

Deportivo Italia salió a obstaculizarle el funcionamiento aceitado que Vélez tiene en la zona del medio. Acumuló muchísima gente ahí y con eso, sólo con eso, complicó bastante al local. Presionó bastante y hasta se animó a pisar el área de Germán Montoya. Un centro cruzado que despejó Víctor Zapata y un remate fortísimo de Christian Cásseres que Germán Montoya sacó al córner, hicieron multiplicar los nervios en Liniers.

Zapata chocaba con los mediocampistas venezolanos y a Maximiliano Moralez le costó mucho encontrar su lugar en la cancha. De todas maneras, el 10 casi marca el primer gol: desde el punto del penal remató sobre el travesaño. Y los delanteros, Juan Manuel Martínez y Hernán López, quedaron muy aislados allá arriba.

La visita, a medida que transcurrían los minutos en esa primera etapa, se dedicó a mover la pelota y en el equipo de Ricardo Gareca solamente se veían imprecisiones, falta de lucidez y alguna que otra entrada con cierta vehemencia.

Encima, las espaldas de Emiliano Papa eran una invitación para los venezolanos. Justo por ahí, a los 30, Christian Cásseres entró solito y sacó un derechazo alto. Segundos después, fue Diomar Díaz sacó un disparo que cruzó el área de un atento Montoya.

Pero tampoco estaban firmes los centrales: Diomar Díaz aguantó la pelota entre Sebastián Domínguez y Nicolás Otamendi, se acomodó y su derechazo se estrelló en los guantes salvadores de Montoya. El único responsable del cero.

Vélez no encontraba los caminos y en una pelota parada, a nada para terminar la primera parte, consiguió resolver todos sus problemas. Papa puso en el área un tiro libre que en el aire fue interceptado por Zapata. Pirueta. Gol. Y alivio, mucho alivio.

El inicio del complemento mostró a un Vélez más decidido y mucho volumen de juego. Lo acorraló Vélez. Deportivo Italia no podía ni sabía cómo salir. Por eso no extrañó que antes del minuto tres, el uruguayo López canjeara el penal (Maidana le cometió falta a Martínez) por el segundo gol.

Ahí se terminó el partido. Porque para la visita fue un golpe de nocaut y porque la mente del local estaba pendiente de lo que sucedía en Chile, con Cruzeiro.

La cuestión era saber cuántos goles iba a convertir Vélez. Jugó tan relajado después del gol de penal que le salió todo lo que no le había salido en los primeros 42 minutos. Todos se despojaron de las dudas y de los nervios. Al final, hubo dos goles más: uno de Papa que definió ante la salida del arquero y el último de López, de derecha.

Quizás, con la clasificación en el bolsillo, Vélez prefirió regular energías y comenzar a pensar de lleno en lo que vendrá. Sabe que cumplió con los deberes. Pero, sabe también, que deberá mejor y mucho para llegar bien lejos.

Fuente: Diario Clarín.-

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