Buenos Aires, Domingo 30 de noviembre de 2008.
(Prensa Vélez – Estadio Coloso del Parque).
No te das una idea, Fortín; lo que duele verte perder tres puntos más en esta ciclotimia constante y maldita que se apoderó de tu suerte desde un tiempo a esta parte. Porque no parece tener un remedio y eso vuelve al diagnóstico, un cuadro reservado y delicado.
No te das una idea las ilusiones que se fueron despidiendo de ida y vuelta a Rosario; quizás, por esas ganas poco cuerdas de verte dar vuelta esta historia que te tiene a maltraer. Porque ves una vez más pasar las chances que tuvieron la delicadeza de reponerse en cada oportunidad que las tiraste por borda.
De nuevo, Vélez mostró su peor cara y parece que invirtió roles de rendimiento cuando venía en buenas como visita y en falta en casa; sumó en el Amalfitani hace una semana para caer en la distancia del Parque de la Independencia.
No te das una idea, Vélez; para generar el fútbol que te hace falta para pasar por arriba a un rival que fue tímido en su propio recinto; y más aún, que estaba sin aire cuando cuidaba la pequeña ventaja que había cosechado refugiado en el pecho de su arquero Sebastián Peratta.
Porque las situaciones de gol con las que contó Vélez, se cuentan con los dedos de una sola mano. Y esa falta de eficacia en las tres más claras (sin dudas) del partido, te llevan a oscurecer (paradójicamente) el mismo partido. En el primero, sólo Roberto Nanni no tiene más que poner la cabeza para empujar al gol pero falla grosero y sale desviado su cabezazo. Después, Cristaldo para ganar en lo alto ante las torres rosarinas exigiendo con palo cambiado al arquero ex Vélez. En el segundo, corrida fantástica y en solitario de Nicolás Cabrera por el sector derecho sorprendiendo al fondo rojinegro, pero alarga la trayectoria del balón y ante el apriete de Peratta intenta un “tres dedos” que lo dejó sin “tres puntos”. Afuera.
No te das una idea la rabia, cuando ves que cae un centro al área y en la segunda jugada caes rendido. Porque tras desperdiciar Cabrera su chance, Fabbiani se inventó una falta para luego de cobrada la pelota parada, gestara un revuelo en el área revolcando a Barovero y permitiéndole a Juan Manuel Insaurralde con la puntita de su botín destrozar las pequeñas ilusiones que se mantenían de pie.
Porque desde ese momento, Vélez agotó su escaso repertorio y se dedicó a ir porque tenía la obligación de hacerlo; mucho más, porque Newell´s le regaló primero la pelota y luego por el mismo precio, la pelota. Igualmente el conjunto de Hugo Tocalli andaba corto de efectivo y no supo aprovechar esta ganga leprosa.
Para colmo y a diferencia de los anteriores partidos, la respuesta no estuvo en el banco. Tras dos victorias consolidadas desde el banco de suplentes, con los ingresos/goles de Cabrera en La Boca y Ocampo ante el Lobo Jujeño; Tocalli ante la adversidad metió mano a los que tenía cerquita sentados en el banco. Primero vio juego Darío Ocampo que estuvo lejos del conductor que supo ser siete días atrás. Luego fue Rodrigo López que tampoco encontró el peso específico dentro del área penal para desnivelar en el último toque. Por último, le tocó a Iván Bella que fue más lo que intentó que lo que pudo concretar. Encima, todo el resto del equipo entraba en una impotencia que hacía correr aún más rápido el ritmo del reloj.
No te das una idea lo difícil que es mirar entonces la tabla de posiciones, cuando aún restan dos fechas para cerrar el año y ni siquiera las sumas (mucho menos las restas) te dan saldos positivos. Incrementado este déficit, cuando la tabla que mide la clasificación a las copas también se vuelve un objeto perjudicial para la salud visual/vital.
Porque no te das una idea lo duro que es llegar al cierre de este 2008 y no te queda otra que pensar en nada.
(Prensa Vélez – Estadio Coloso del Parque).
No te das una idea, Fortín; lo que duele verte perder tres puntos más en esta ciclotimia constante y maldita que se apoderó de tu suerte desde un tiempo a esta parte. Porque no parece tener un remedio y eso vuelve al diagnóstico, un cuadro reservado y delicado.
No te das una idea las ilusiones que se fueron despidiendo de ida y vuelta a Rosario; quizás, por esas ganas poco cuerdas de verte dar vuelta esta historia que te tiene a maltraer. Porque ves una vez más pasar las chances que tuvieron la delicadeza de reponerse en cada oportunidad que las tiraste por borda.
De nuevo, Vélez mostró su peor cara y parece que invirtió roles de rendimiento cuando venía en buenas como visita y en falta en casa; sumó en el Amalfitani hace una semana para caer en la distancia del Parque de la Independencia.
No te das una idea, Vélez; para generar el fútbol que te hace falta para pasar por arriba a un rival que fue tímido en su propio recinto; y más aún, que estaba sin aire cuando cuidaba la pequeña ventaja que había cosechado refugiado en el pecho de su arquero Sebastián Peratta.
Porque las situaciones de gol con las que contó Vélez, se cuentan con los dedos de una sola mano. Y esa falta de eficacia en las tres más claras (sin dudas) del partido, te llevan a oscurecer (paradójicamente) el mismo partido. En el primero, sólo Roberto Nanni no tiene más que poner la cabeza para empujar al gol pero falla grosero y sale desviado su cabezazo. Después, Cristaldo para ganar en lo alto ante las torres rosarinas exigiendo con palo cambiado al arquero ex Vélez. En el segundo, corrida fantástica y en solitario de Nicolás Cabrera por el sector derecho sorprendiendo al fondo rojinegro, pero alarga la trayectoria del balón y ante el apriete de Peratta intenta un “tres dedos” que lo dejó sin “tres puntos”. Afuera.
No te das una idea la rabia, cuando ves que cae un centro al área y en la segunda jugada caes rendido. Porque tras desperdiciar Cabrera su chance, Fabbiani se inventó una falta para luego de cobrada la pelota parada, gestara un revuelo en el área revolcando a Barovero y permitiéndole a Juan Manuel Insaurralde con la puntita de su botín destrozar las pequeñas ilusiones que se mantenían de pie.
Porque desde ese momento, Vélez agotó su escaso repertorio y se dedicó a ir porque tenía la obligación de hacerlo; mucho más, porque Newell´s le regaló primero la pelota y luego por el mismo precio, la pelota. Igualmente el conjunto de Hugo Tocalli andaba corto de efectivo y no supo aprovechar esta ganga leprosa.
Para colmo y a diferencia de los anteriores partidos, la respuesta no estuvo en el banco. Tras dos victorias consolidadas desde el banco de suplentes, con los ingresos/goles de Cabrera en La Boca y Ocampo ante el Lobo Jujeño; Tocalli ante la adversidad metió mano a los que tenía cerquita sentados en el banco. Primero vio juego Darío Ocampo que estuvo lejos del conductor que supo ser siete días atrás. Luego fue Rodrigo López que tampoco encontró el peso específico dentro del área penal para desnivelar en el último toque. Por último, le tocó a Iván Bella que fue más lo que intentó que lo que pudo concretar. Encima, todo el resto del equipo entraba en una impotencia que hacía correr aún más rápido el ritmo del reloj.
No te das una idea lo difícil que es mirar entonces la tabla de posiciones, cuando aún restan dos fechas para cerrar el año y ni siquiera las sumas (mucho menos las restas) te dan saldos positivos. Incrementado este déficit, cuando la tabla que mide la clasificación a las copas también se vuelve un objeto perjudicial para la salud visual/vital.
Porque no te das una idea lo duro que es llegar al cierre de este 2008 y no te queda otra que pensar en nada.
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