Cuando se quiere mucho a una persona y esta hace algo que nos disgusta, nos asaltan sentimientos encontrados. En el “mundo futbol”, salvo el hincha, ya nadie hace nada por amor a la camiseta, lo único que importa es el ego personal y el dinero.
El caso de Carlos Bianchi provoca una sensación extraña, se consagró Virrey de Liniers, pero parece que en el Virreinato de La Boca, es donde satisfacen sus necesidades.
A “Carlitos” lo aprendimos a querer por los relatos de nuestros mayores, viéndolo en sus últimos partidos como jugador y lo subimos a la categoría de los máximos ídolos cuando nos depositó en la cima del mundo.
A partir de ahí, pensamos que era solo nuestro y cuando creemos que algo nos pertenece no lo queremos compartir con nadie, lo que no entendemos, es que los protagonistas son profesionales y buscan nuevos desafíos en su carrera, lamentablemente para los Fortineros, Bianchi se consagró también en Boca.
Cuando se fue Hugo Tocalli, todos pensamos que era el momento para que vuelva y muchos firmamos convencidos la convocatoria de algunos socios para intentar su vuelta, pero él se negó y aparecieron, otra vez, los fantasmas de la traición y el despecho.
En estos días, según se dice, Carlos Bianchi firmará un contrato millonario con Boca para ser manager, eso me duele más que si fuera a firmar como técnico. Su ego y su cuenta bancaria quedaran satisfechos. Pero yo, que soy hincha y llevo la V azulada en el pecho, me jode que alguien “nuestro” mejore a los rivales.
Como dice la canción, “A Carlos Bianchi nunca lo voy a olvidar”, pero hoy estoy enojado.
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Hace 2 años
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