La charla tuvo lugar durante la pretemporada, cuando la obtención del Clausura 2009 era aún un recuerdo fresco. En la intimidad del grupo, Gareca les pidió a sus jugadores que se olvidaran de lo obtenido y se concentraran en el duro semestre que se venía.
Como si aquellas palabras fueran la guía inamovible que rige los destinos de este Vélez, el equipo comenzó a desandar su camino en la doble competencia de Apertura y Copa Sudamericana con la misma ambición que lo llevó a ser el campeón del fútbol argentino.
"Tenemos hambre de seguir sumando títulos", dijo ayer Emiliano Papa, uno de los que asumieron con mayor personalidad el desafío de seguir haciendo crecer a un equipo que ya se ganó el respeto de sus rivales. "Estamos muy bien en todas las líneas y las ganas de ganar no se fueron. Este equipo sabe a qué juega y eso nos da un plus a la hora de encarar cada partido", señaló.
A dos puntos de Rosario Central en el Apertura, haberse clasificado para los octavos de final de la Sudamericana fue el impulso que este equipo necesitaba para renovar su ilusión y mostrar que el deseo de pelear en los dos frentes se sustenta en un plantel cuya solidez no se altera con el paso de los partidos ni con el cambio de nombres.
Sobre la base de una idea de juego que los jugadores conocen e interpretan con confianza y seguridad, el recambio es una de las cartas ganadoras con las que cuenta el entrenador.
En la victoria por 1 a 0 ante Boca, por ejemplo, no jugó Leandro Somoza, el capitán, que había sido la figura contra San Lorenzo. Gareca lo reemplazó con Franco Razzotti, quien le devolvió la confianza con una muy buena actuación. Algo similar ocurre con Cristaldo, "acostumbrado" ya a responder con goles cuando se lo requiere para saltar al campo de juego.
Con optimismo, la convicción en el potencial es compartida por todos los jugadores. "Tenemos plantel como para afrontar y ganar todo. No vamos a renunciar a nada", anunció Víctor Zapata. "Está claro que estamos para ganar los dos torneos. Sólo depende de nosotros hacerlo", dijo Jonathan Cristaldo, autor del gol contra Boca.
"Me siento identificado con la línea futbolística de este equipo. En Vélez hay muchas coincidencias en el momento de cada uno de nosotros y eso se nota en la cancha. Queremos ser protagonistas en todos los frentes", señaló Sebastián Domínguez, uno de los pilares de la defensa.
El buen funcionamiento se complementa con la solidez defensiva. Al equipo de Gareca le han convertido sólo dos goles en los seis partidos que jugó por el torneo y la Copa, y de esos dos uno fue de penal (Cristian Alvarez, de Arsenal, por la 2da fecha del Apertura). En cambio, convirtió 7, con un promedio de más de un grito por partido.
Tras la obtención del Clausura, en el mundo Vélez parece haberse esfumado la necesidad de conseguir un logro que corone el buen juego. Sin esa presión y con un funcionamiento más aceitado, el equipo creció aún más en el inicio de esta temporada.
Pero las explicaciones del buen presente van más allá de lo futbolístico. "Acá sólo tenés que preocuparte por jugar porque cobrás a tiempo, hay una gran infraestructura, un muy buen cuerpo técnico y un excelente plantel. No sería raro ganar la Sudamericana o repetir en el campeonato local. Nos sobran confianza y seguridad", explicó Maximiliano Moralez.
El triunfo ante Boca renovó el optimismo. Sin embargo, el técnico y los jugadores tomarán el partido de mañana, ante Independiente, como un nuevo desafío. Las ganas de pelear no se acaban. Paso a paso, Vélez quiere más.
Fuente: Diario La Nacion , Seccion "El Contra".
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