Vamos Velez, este Campeonato Apertura 09... no se va de Liniers.-
Leo
Buenos Aires, Jueves 20 de agosto de 2009.
(Prensa Vélez Sarsfield – Estadio Alberto J. Armando)
El tiempo le puso fecha de vencimiento al festejo de la obtención del Torneo Clausura 2009. Es que justamente, este jueves 20 de agosto, el Campeón del Fútbol Argentino volvía a las canchas de manera oficial; esta vez para enfocar todos sus sueños y sus ganas en este debut por Copa Sudamericana ante Boca Juniors y en la Bombonera.
La ansiedad estaba acorde con el marco del partido, ante tanto amague de arranque frustrado del campeonato doméstico; la tentación estaba en la Copa y allí fue este Vélez. Un Vélez que se acostumbró a ser paciente. Un Vélez, que imprime una impronta de dominio aún dominado. Un Vélez que con el correr de los minutos fue pareciéndose mucho más al Vélez que se coronó campeón; el sólido, el firme, el de la experiencia, el que nunca te deja a gamba.
Porque mirá si empezó brava la cosa, que en tan solo tres minutos y con un error muy grande defensivo, Boca ya se ponía en ventaja y hacía crecer su juego en los pies de su astro, Juan Román Riquelme. Así y todo, golpeado y acusando el impacto; Vélez fue de a poco recuperando la memoria, engranando cada pieza de su mecanismo futbolístico; y en su serenidad a la hora de recuperarse ante cada equivocación involuntaria, construyó un punto que vale oro, por ese gol lejos de casa que predispone de la mejor manera para el partido de regreso.
Porque Boca jugó mejor en los primeros veinte minutos, con un gol tempranero y una pelota en el palo; sin embargo, Vélez tuvo cuatro situaciones muy claras, aún antes del gol de Pablo Mouche, en los pies de Rodrigo López. Fue Martínez quien cabeceó solo a las manos de Abbondanzieri. Después, Seba Domínguez le ganó a todos en lo más alto y cuando se aprestaba para meterle un grito de gol a la noche, el botín derecho de Morel Rodríguez arañó el balón al córner y a masticar la bronca. Más tarde un toqueteo rápido entre Moralez y Zapata lo dejó a López tan solo mano a mano ante el Pato, que de tanto tiempo que tuvo para prepararse despachó su remate bien alto por potencia. Desde su amor propio Vélez terminó un poco mejor en la primera etapa.
Para el complemento la historia fue merecidamente distinta. Merecido por la entrega, con un gran Víctor Zapata, pulmón sagrado de este equipo, para cargarse todas las bolas al lomo y ser el abanderado de la igualdad. Merecido por la garra de un Fabián Cubero que puso, jugó y fue a todas; aún sentenciado con una amarilla inadmisible de un Diego Abal al que le sobraba el partido por todos lados. Merecido la obligación que tienen los grandes equipos para ir en busca de todo sin miedo a perder lo poco que se puede conservar. Porque sin pensar en que quedaban aún noventa minutos en casi dentro de un mes, fue en busca de un gol que le permita aguardar confiado esa larga espera.
Mucho tuvo que ver el banco para el final de este capítulo. Por Ricardo Gareca, una vez más en su gran lectura del juego para darle cancha a un hambriento Jonathan Cristaldo que le cambió la fachada a Vélez y le imprimió otro carácter ofensivo. Porque también el entrenador le dio minutos en cancha a Leandro Somoza, que si bien se mostró falto de fútbol, cumplió muy bien en la marca y hasta se dio el gusto de meter firme la pierna y ganar pelotas divididas, ahuyentando los miedos, los fantasmas.
Porque en el segundo tiempo, Vélez se acordó del Vélez Campeón y empezó a dominar a un Boca gastado y cansado, tanto como un Riquelme que salía reemplazado sin gravitar. Porque en el duelo de estos dos grandes equipos, le dio la derecha al pedido de Gareca en mantenerle la base del equipo campeón. Ahí sacó ventaja el Fortín. Conocerse, demostrar que la idea está bien firme y aceitada le permitió llevarse un gran premio de la Bombonera, en la gran jugada de Martínez para habilitar a Cristaldo y éste a su vez a Zapata dejando desairado al arquero, para que el Chapa le pegue al arco y Paletta tan sólo confirme el grito de gol que bajaba de la cabecera visitante repleta.
Porque si se animaba, tal vez lo ganaba en la última, con esa corrida interminable de Zapata que finalmente abrió para Zárate (ingresó para reemplazar a López) y que terminó en nada.
Porque este Vélez en el debut, en la presentación tras la gloria, no defraudó. Fue recuperando el ritmo, sacó a bailar su paciencia y le alcanzó su “Chapa” de Campeón para traerse un gran gol de visitante que lo predispone con las mejores pilchas para la revancha en Liniers.
Carlos Alberto Martino.
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